Carlos Quipo tiene 26 años y nació en Quijos, Napo. Ayer, ganó al boxeador Gan-Erdene. Gankhuyag.
El día no fue perfecto pero sí emotivo. Carlos Quipo y Marlo Delgado ganaron sus combates y se clasificaron a la siguiente ronda de los Juegos Olímpicos. En cambio, Julio César Castillo se despidió de Río tras caer en su debut.
Quipo superó a Gan-Erdene Gankhuyag de Mongolia por fallo unánime 3 por 0. El pugilista de Napo se clasificó a los cuartos de final donde se medirá con Nico Miguel Hernández, de Estados Unidos, mañana a las 15:15, en el mismo escenario.
La experiencia de sus primeros Juegos Olímpicos en Londres fue bien asimilada. Hace cuatro años también ganó su primer combate y perdió el segundo. Ayer salió con la ambición de ganar su combate desde el primer instante.
Tomó la iniciativa. Buscó golpear antes que recibir, pero tampoco tuvo miedo del boxeo en corto. Cuando tuvo oportunidad descargó potentes golpes que le permitieron impresionar a los jueces.
Su victoria nunca estuvo en riesgo, porque a su técnica y actitud se unió su valentía. Así se clasificó a los cuartos de final, es decir ya está entre los ocho mejores del torneo de la división 48 kg y muy cerca de pasar a las semifinales y de ganar una medalla.
Una hora más tarde, Marlo Delgado también sumó una victoria destacada. Su categoría, 75 kg, es una de las más concurridas. Ayer superó al venezolano Endry José Saavedra, por fallo unánime, 3 por 0.
Delgado también le puso valentía a su actuación. Peleó casi sin protegerse, con los brazos y puños sin cuidar su rostro. Desafió a su rival para que también le diera espacios para golpearlo.
El venezolano cuidó su rostro, pero recibió combinaciones de derecha e izquierda, que le hicieron daño.
Delgado se clasificó a los octavos de final, donde se medirá con Christian Mbilli, de Francia. Es oriundo de Camerún pero nacionalizado francés. El año pasado fue eliminado en la primera ronda del Campeonato Europeo pero fue finalista en la Copa Alemana de boxeo. El combate se disputará el viernes a las 11:15.
Julio César Castillo, en cambio, no pudo superar a Rustam Tulagano, de Uzbekistán, por los 91 kg de los Juegos Olímpicos.
Fue clara la superioridad del asiático especialmente en técnica, el mando de las acciones y la decisión de buscar puntos desde el inicio del combate.
A Castillo se le miró falta de trajín. En los primeros minutos su guardia estuvo muy cerrada, pero solo duró un minuto, luego bajó sus brazos y dudaba, no sabía por dónde atacar a su rival.
Tulagano sí combinó aquella ecuación básica del boxeo: contundencia para pegar y habilidad para esquivar golpes. En el segundo asalto aprovechó un descuido de Castillo para impactarle en la ceja del ojo derecho.
Un hilo de sangre corrió por el rostro del ecuatoriano que intentaba controlar a su rival, pero le faltaron argumentos. Se trata de una vieja lesión que recrudece son facilidad cuando sus contendores buscan ese punto frágil. “Ese corte me descontroló”, dijo en unas cortas declaraciones que ofreció luego del combate. “Yo salí a hacer mi combate pero me cambiaron de planes”.
En el tercer asalto, uno de los tres jueces le vio ganador al ecuatoriano, pero había perdido los otros dos asaltos. Conectó un golpe de derecha que impactó al rival. El réferi le dio cuenta de protección, pero no alcanzó para dar vuelta al marcador.
Castillo perdió su combate por fallo unánime. No hubo reclamos por el mejor movimiento y desempeño en el ring del asiático. El ecuatoriano repetía actuación en Juegos Olímpicos, y todo el proceso que siguió no alcanzó para mantenerse en la competencia.
Fue el último deportista ecuatoriano en clasificarse a los Juegos de Río, lo hizo en el Preolímpico de Venezuela que culminó la primera semana de julio. “Duele mucho perder en el primer combate, estoy muy triste porque me costó mucho lograr la clasificación”.