Fieles caminan por la av. Galo Plaza para dirigirse al parque Bicentenario. Foto: Alfredo Lagla/ EL COMERCIO.
Hasta las 11:00 del martes 7 de julio del 2015, las ventas de los comerciantes autorizados que se ubicaron en los alrededores del parque Bicentenario, fue baja. Según el Municipio hubo 3 000 personas acreditadas para poder ofertar distintos productos en el sector.
Algunos, los más afortunados, fueron ubicados en el parque de La Concepción. Otros, los menos, debieron levantar sus puestos en el extremo norte de la exterminal aérea, por la avenida del Maestro. Los siete lugares autorizados para ventas que fueron La Rumiñahui, Parque Inglés, Parque la Florida, Av. Galo Plaza Lasso, Parque Kennedy, Parque la Concepción y la Y.
Algunos comerciantes, como José Chisag, quien ayudó a su prima en las ventas en la Florida, permanecieron en el lugar asignado desde la tarde del domingo. Abrigados con colchas, chompas y cartones, soportaron dos malas noches con la esperanza de que la venta sea buena. Eso no ocurrió. José, por ejemplo, vendió apenas USD 30.
El mayor problema según él es la presencia de vendedores ambulantes en las calles.
A pesar de que la Agencia Metropolitana de Control, Policía Metropolitana y Policía Nacional controlaron los siete puntos destinados para la comercialización de alimentos para evitar que comerciantes no autorizados expendan productos, hubo vendedores informales. En una cuadra de la avenida De la Prensa, desde la avenida Del Maestro, hasta la Luis Tufiño, al menos 45 vendedores ambulantes ofertaban todo tipo de productos como cruces de madera, rosarios, banderas con el rostro del papa Francisco, bebidas, chochos. ..
Una comerciante que pidió ser identificada simplemente como Carmen, llegó a la esquina de las avs. De la Prensa y del Maestro, a las 11:00 del lunes. Ella vende sánduches de jamón y queso. El primer día vendió cinco sándwiches. En 24 horas no había vendido ni la mitad de lo que planificó. Pasó allí la noche, junto con sus padres y asegura que lo que les perjudicó fue la mala organización de las autoridades. Los comerciantes autorizados pagaron por la utilización del espacio público USD 14,98.
Además, hace unas semanas, recibieron un día de capacitación donde les recomendaron un correcto manejo de alimentos.
A menos de 20 metros de su puesto se instaló otro vendedor de sándwiches, pero sin acreditación. Él no hizo el trámite, no pagó por el permiso, no pasó mala noche a la intemperie, y ha vendido más sanduches que Carmen. La mujer oferta el producto a USD 1.50. El hombre lo hace a USD 1.
Junto a Carmen está María, de 62 años, quien vende dulces de leche y otras golosinas. Ella ha pasado dos noches en ese lugar y hasta el momento no ha vendido ni USD 40. Reconoce que el aguacero del lunes les perjudicó. Además, las calles no se cerraron en el mismo horario que el Municipio había anunciado. En un inicio, se dijo que desde la madrugada del lunes se prohibiría el paso de autos particulares en el cuadrante comprendido entre las avenidas Mariscal Sucre, Mariana de Jesús, Eloy Alfaro y Diego Vásquez de Cepeda.
No obstante, toda la mañana los cruces permanecieron abiertos. Apenas a las 11:00, el ingreso comenzó a ser restringido. En un recorrido realizado esa tarde se pudo constatar la presencia autos y buses en ese lugar. Y a las pocas personas que caminaban, las espantó el aguacero y la granizada. Al menos ocho comerciantes de esta zona lo ratifican. Hacen bomba y piden mayor organización. Los puestos estaban señalizados con ladrillo, incluso, hubo peleas entre vendedores…
Carmen asegura que el Municipio les ofreció carpas pero no se cumplió. Ella debió alquilar un toldo de 3 x 3 metros. Su inversión fue de unos USD 700. No ha logrado recuperar ni USD 100. Su esperanza es que a la salida de los fieles, las ventas mejoren.
María fue ubicada en un garage, pero como los dos primeros días vendió casi nada, decidió salir a la calle. En los tres días que ha permanecido allí, junto a sus hijas y nietas, no han vendido ni UDS 50.
Marlene vende ensaladas de frutas a USD 1 y camisetas a USD 1. El primer día vendió tres prendas. Hoy abrió su puesto a las 06:00 y ha vendido 20 ensaladas de frutas. Vive por la Planada, pero debió pasar la noche allí para cuidar la mercadería. Por suerte un local comercial les permitió hacerlo bajo techo.
Piden que las autoridades controlen mejor a los ambulantes. ‘Nos aseguraron que solo íbamos a estar nosotros, no informales, y que si es que ellos llegaban iban a ser multados con USD 100. Pero no se cumplió’, finaliza María.
En el sector de La Concepción la situación fue algo distinta. Personal de la Agencia de Control llamaba la atención de los informales que ofertaban sus productos en las inmediaciones del lugar, en especial en las avenidas Amazonas, y Galo Plaza. La afluencia masiva de gente permitió a comerciantes como Flor Caiza, quien acompañó a su madre, vender la mañana de hoy USD 120. Sin embargo, también se quejó por la presencia de ambulantes. Para Flor, parte de la culpa la tienen las personas que prefieren comprar los productos a los ambulantes, porque los precios son menores, pero su calidad también.
Édison Calero llegó esta madrugada de Guayaquil y vende sombreros. Tendió una colcha en la vereda occidental de la avenida De la Prensa y colocó allí las gorras. Hasta las 10:00 vendió 60 unidades. No sacó ningún permiso y hasta esa hora no había sido llamado la atención.
El Municipio indicó a los comerciantes acreditados que a las 18:00 deben retirar sus carpas y dejar el lugar limpio y en buenas condiciones.