Vista desde el hotel Mandala Bay, desde donde Stephen Paddock disparó a los asistentes a un concierto de música country, en Las Vegas. Foto: AFP
Quien quiera explicar lo inexplicable muchas veces recurre a la solución más fácil. Por esta razón, después de masacres como la perpetrada el pasado domingo en Las Vegas aumenta notablemente la difusión de noticias falsas.
Algunas afirmaciones son simplemente inverosímiles, pero otras son peligrosas por poner en peligro a personas que claramente no tienen nada que ver con el crimen. Tres ejemplos:
– La página web Gateway Pundit, muy popular en la derecha estadounidense, presentó como presunto autor del tiroteo a una persona inocente con su nombre y una foto. Gateway Pundit aseguró que se trataba de un izquierdista detractor del presidente Donald Trump. La página citó como fuente a la enciclopedia online Everipedia, una suerte de Wikipedia que aplica pocas normas a la hora de publicar informaciones.
– La periodista estadounidense Lara Loomer sostuvo en Twitter que había “un vínculo con el islam“. Para justificar esta conclusión, Loomer señaló que la pareja del presunto asesino, que estaba siendo buscada por la Policía, había estado el año pasado en Dubái. Otros usuarios de Twitter recordaron a la periodista que ella misma también había visitado Dubái en abril pasado y que una simple visita al emirato, un popular destino turístico, no significa absolutamente nada.
– La página web Infowars, conocida por sus noticias falsas, inventó una historia conspirativa. El autor de un artículo publicado por Infowars sostuvo que junto al cadáver del francotirador se encontraron panfletos de una organización antifascista. Además, el autor citó a una fuente no identificada del Buró Federal de Investigaciones (FBI) subrayando que las víctimas estaban asistiendo a un concierto de música country y, por tanto, eran “estadounidenses patrióticos y devotos” que defendían el derecho a poseer armas. Finalmente, el autor insinuó la posibilidad de que se tratara de un atentado fingido parecido a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, que los adeptos a las teorías conspirativas consideran como una puesta en escena.