El viernes, un instructor guiaba a una estudiante en una de las avenidas de Ambato. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Los certificados de estudios que otorgan las escuelas de conducción son una “carga”, “no garantizan” el aprendizaje y “precautelan los intereses económicos de ciertos grupos”.
Estos tres aspectos se exponen en el proyecto de reformas a la Ley de Tránsito que presentó el legislador Gabriel Rivera (AP) a Fernando Cordero, entonces presidente de la Asamblea Nacional, el 30 de noviembre del 2011. El documento tuvo 15 firmas de respaldo.
Tres años después, su propuesta de exigir solo la aprobación de exámenes teóricos, prácticos y psicosensométricos para acceder a la licencia sportman tuvo el visto bueno entre los legisladores.
Dentro del paquete de reformas que aprobó el jueves último la Asamblea, la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) y el Secap jugarán ahora un papel clave.
El primero evaluará a los conductores no profesionales que sepan manejar y conozcan la normativa de tránsito, pero que no tengan la licencia. El segundo podrá ofrecer cursos de capacitación a quienes reprueben el examen en la ANT.
Por ahora, el mecanismo que implementará ese ente de control para elaborar las evaluaciones se desconoce. La ANT dijo a este Diario que analiza los procedimientos aunque espera la respuesta del Ejecutivo.
La Asamblea Nacional enviará el proyecto de reformas al Presidente. El Primer Mandatario puede aprobarlo o vetarlo, y para eso tiene hasta 30 días.
De aprobarse el documento tal como está, las nuevas reglas tardarán todavía en aplicarse.
En las disposiciones transitorias del proyecto de ley se precisa que la ANT tiene un año -a partir de que las reformas se publiquen en el Registro Oficial- para estructurar los mecanismos de evaluación a los aspirantes a la licencia.
En ese período, los certificados que otorgan actualmente las escuelas de conducción no profesionales aún serán un “requisito indispensable” para obtener el permiso de manejo.
¿Qué pasará luego de esos 365 días? Las escuelas privadas no desaparecerán y el usuario que no sabe usar un auto podrá elegir entre una de estas academias o el Secap. El legislador Rivera no descarta que ese centro de capacitación público se alíe con los privados para ejecutar los procesos de enseñanza.
Mientras tanto, esta semana, la asociación de escuelas de conducción no profesional (Aecon) discutirá en Quito los artículos aprobados. En el gremio hay incertidumbre e incluso proponen auditorías para valorar la calidad de la instrucción.
La reacción a la reforma
En su edición digital, este Diario elaboró un sondeo sobre las reformas. De 3 823 respuestas que hubo hasta el mediodía de ayer (7 de diciembre de 2014), el 48% contestó que no está de acuerdo con eliminar la obligatoriedad de seguir un curso para obtener la licencia sportman. Otro 39% señaló que sí y el resto no respondió.
Entre los motivos para reformar la vigente Ley de Tránsito, Rivera cuestionó la necesidad de matricularse de forma obligatoria en una academia si el aspirante ya sabe conducir.
Sin embargo, en el sondeo, el 50% dijo que la experiencia no es suficiente para tomar un vehículo y salir a las vías. Y consideraron imprescindible aprobar antes un curso.
En días pasados, la ministra de Transporte, Paola Carvajal, ya anunció que se enfocarán sobre todo en “valorar” que los aspirantes “cumplan con todos los requisitos y estén realmente capacitados” antes de entregar la licencia y descartó cambios en la malla curricular de las escuelas no profesionales.
Un informe levantado por Aneta refiere que el 95% de accidentes de tránsito ocurre por fallas humanas. De ese porcentaje, el 82% se registra por la impericia del conductor. “Es decir, por la falta de preparación y de conocimientos”, se detalla en el documento.
¿Los cursos que imparten los centros no garantizan, entonces, el aprendizaje tal como expuso Rivera en el proyecto de reformas? Freddy Rodríguez, presidente de Aecon, lo niega y señala que hay un índice de población que no recibió formación. Se refiere a la época en la que solo era necesario presentarse en la Policía de Tránsito, entregar documentos personales (fotos tamaño carné, récord policial, etc.) y hacer un pago. Así se obtenía la licencia.
Sebastián, por ejemplo, es parte de ese grupo. En el 2001, él sacó el documento en lo que hoy es el Regimiento Quito 2, en el centro de la ciudad. Ahora dice que “maneja a la perfección”. Su padre le enseñó los pasos fundamentales para utilizar un vehículo: embragar, cambiar de marcha, frenar… y señales de tránsito básicas: ingresar a un redondel, el pare…
Rodríguez aclara que desde el 2006 hay escuelas de conducción. “Hablamos de ocho años de formación a los estudiantes. Recién comenzamos a ver los resultados”.
En contexto
El jueves (4 de diciembre de 2014), la Asamblea Nacional aprobó con 79 votos a favor, 11 en contra y 6 abstenciones, 33 reformas a la actual Ley de Tránsito, Transporte Terrestre y Seguridad Vial. El documento será remitido al Ejecutivo para su aprobación final, veto parcial o total.