El cantón Salitre, capital montuvia ubicada a 55 kilómetros al norte de Guayaquil, cuenta con los balnearios de agua dulce Santa Marianita, La Bocana, Pueblo Nuevo y Vernaza. Fotos: Mario Faustos / EL COMERCIO
El contacto con la tradición caballística del montuvio, las labores cotidianas del campesino costeño: desde el ordeño a la elaboración de queso o la recolección de frutos en una zona dominada por grandes extensiones de arrozales.
Eso es lo que ofrecen fincas y haciendas en las inmediaciones del recinto Jigual, zona rural del cantón Salitre, en la provincia del Guayas.
Las fincas montuvias del sector buscan apuntalar el turismo agropecuario, como alternativa o complemento de los atractivos turísticos que ofrece tradicionalmente Salitre. Con sus balnearios, paisajes rurales y gastronomía, el cantón apunta sobre todo a los residentes de Guayaquil, ubicados a poco más de una hora de distancia.
El portal web Paso Verde promociona el turismo agropecuario con visitas a típicas fincas montuvias en el Jigual. La hacienda Libertad propone a los visitantes demostraciones in situ con el Club de Caballistas El Jigual, cuyos integrantes ofrecen la posibilidad de montar a caballo con ellos, enseñan el paso fino de los animales, practican doma de caballo chúcaro y enlazan con el pie a equinos ariscos.
Carlos Quinto Rivas, presidente de la Asociación de Pequeños Ganaderos 24 de Mayo, enseña a los visitantes los aparejos con los que se ensillan los caballos: monturas de madera, estribos y pechera con colgantes de lucimiento. “La iniciativa busca acercar a la gente de la ciudad al verdadero mundo montuvio, algo de lo que estamos orgullosos”, dice el caballista.
La hacienda Libertad ofrece demostraciones de rodeo montuvio, en el recinto Jigual.
“La idea es que los propietarios de fincas y haciendas del sector se afilien a la página web, que ofrezcan sus servicios según las condiciones del lugar y que podamos programar las visitas con anticipación”, dijo María Fernanda Vera, directora del portal pasoverdesalitre.com.
Su familia cuenta con fincas en la zona y el proyecto surgió como tesis de maestría en Administración de Empresas de la Universidad de Guayaquil. “Existe un interés por el agroturismo, pero es un nicho que no se ha explotado. Las propias actividades cotidianas de los campesinos, el paseo a caballo o la pesca artesanal en los ríos son atractivos”, dice Vera.
La finca San Francisco ofrece hamacas, recolección de
frutos y la posibilidad de acampar. La Libertad cuenta con un bosque de cañas de bambú, donde Fermín Silva cuenta que se han encontrado vestigios arqueológicos de culturas ancestrales, incluso grandes vasijas de barro.
El administrador, un montuvio que ha heredado sus habilidades con el lazo a su hijo, interna a los visitantes hacia el domo de un cañaveral.
El amorfino y el contrapunto son atractivos del paseo, William Vera, propietario de la hacienda, ensaya varios, hilarantes, en el paseo: “No porque soy chiquitito, creas que soy huevo de pato, aquí te vas a encontrar con la horma de tu zapato”.