Héctor Aguavil realiza un ritual antes de la llegada de los turistas, a quienes recibirá en su centro ancestral. Foto: Cortesía.
Diciembre se convierte en un mes ajetreado para los habitantes de la nacionalidad Tsáchila. Es cuando más llegan turistas a las siete comunas, en busca de baños ancestrales para liberar las energías y las toxinas acumuladas en el año.
Héctor Aguavil, dirigente de la comuna Otongo Mapalí, señala que estas visitas son parte los acercamientos que los mestizos hacen con los nativos como parte de un intercambio de experiencias.
Según el gobernador Tsáchila, Javier Aguavil, en diciembre cada una de las siete comunas recibe entre 300 y 500 personas, ya sea por turismo o por la búsqueda de rituales para recibir el año con buenas energías.
Los tsáchilas, antes de organizar los recibimientos, realizan rituales de agradecimiento a sus dioses, por los beneficios que devienen en el último mes del año.
Héctor Aguavil, por ejemplo, realiza la bendición de frutos para que estos no hagan falta en su comarca.
En la comuna Chigüilpe, en cambio, los tsáchilas preparan la chicha fermentada, para recibir a los turistas con esta bebida ancestral.
Albertina Calazacón, dirigenta de la empresa comunitaria Tolón Pelé, asegura que para esto es necesario un proceso que toma varios días.
Por ejemplo, se debe ir a las fincas a cortar la caña de azúcar y recoger el maíz que son los ingredientes principales para su preparación.
La caña debe pasar por un trapiche a través del cual se obtiene el líquido de ese producto. Luego de tener listo el zumo de caña, se hierve y se deja enfriar para posteriormente agregar la masa de maíz, el cual es molido y fermentado.
El maíz debe estar en su punto, ni duro, ni suave, para luego cocinarlo junto con unos hongos, los cuales van envueltos en hoja de bijao”, explicó Calazacón.
Este año, los tsáchilas quieren marcar la diferencia con esta bebida tradicional.