Instaló dispositivos ahorradores y ajustó los mangos de todos los grifos. Ana Lucía Portero es activista ecológica y en su casa, ubicada en el norte de Quito, economizó entre un 30 y 50% de agua.
Dice que esa es su forma de contribuir con el planeta y economiza un 6% en su planilla mensual. Una de las partes de la casa en las que más se desperdicia el líquido es el baño.
Una ducha de cinco minutos necesita de cerca de 100 litros con un cabezal normal y 50 cuando se ha colocado un equipo ahorrador en el reductor de caudal. Esto frente a 250 litros que se emplea con un baño.
Pero, ¿qué pasa si en un inicio el agua sale fría y se necesita que corra para que se caliente?, “Fácil”, responde la activista.
Se coloca un balde y se recolecta el agua para usarla en el escusado, para lavar platos o regar las plantas. Algo más sofisticado para ahorrar son los sistemas de detección de fugas, los cuales se comercializan en ferreterías. A través de este sistema domótico (técnica para automatizar una vivienda), es posible controlar las posibles fugas que no se ven a simple vista. Con esa supervisión se evitan pérdidas y daños en la vivienda por humedades, filtraciones o goteras.
Cerrar la llave mientras se jabona las manos, restriega los platos o se cepilla los dientes, son consejos básicos para ahorrar agua en la casa. Aunque suena simple, más del 50% de la población no los aplica, sostiene el ingeniero Iván Trujillo, experto en recursos hídricos.
Para ahorrar en la cocina es necesario cambiar los hábitos de consumo. Para quienes no cuentan con un lavavajillas, la alternativa es jabonar todos los platos sin abrir la llave; y si se va a usar la tecnología, se puede optar por un lavavajillas eficiente. Según la etiqueta ecológica europea con la que se establecen y certifican los criterios ecológicos de estos aparatos (consumo de agua, eficiencia energética, prevención de un consumo excesivo de detergente, reciclado, emisiones sonoras, eficacia del lavado y del secado), un lavavajillas eficiente de 10 cubiertos no debería consumir más de 15,5 litros de agua por ciclo.
Otra de las ‘contravenciones’ es descongelar alimentos bajo un chorro de agua, dice Portero. Esta práctica se debe sustituir por sacar la comida congelada la noche anterior.
En el momento de lavar la ropa también hay recomendaciones. Utilizar este artefacto cuando esté lleno y un truco que da Portero es ajustar la dosis de detergente según la dureza del agua. Esto porque cuando el líquido es blando se necesita menos detergente que un agua dura. La dosis de detergente en función de la dureza está incluida en las recomendaciones que tienen las fundas o envases de detergentes.
Para conocer si el agua de la ciudad en la que se vive es “blanda, dura o muy dura” se puede lavar las manos con jabón. Si hace mucha espuma, es blanda; si por el contrario, le cuesta mucho formar espuma se encuentra ante agua dura.
Para la limpieza del carro, la estación de lavado es la solución más eficiente con 35 litros frente a los 500 litros gastados con una limpieza manual con manguera sin corte automático.
Si no se puede acudir a un lavaautos, el uso de un balde y una esponja permite ahorrar (50 litros para una limpieza).
Recolectar agua lluvia y reutilizarla para regar las plantas es uno de los objetivos educativos del Parque Museo del Agua Yaku, en el Centro de la capital. Ahí hay exposiciones permanentes sobre cómo evitar el despilfarro del líquido vital. En una gigantografía se indica que para quienes tienen jardines, es necesario que sean ecológicos. Es decir, que conviene elegir plantas autóctonas de la zona en la que se vive, porque esas especies necesitan menos agua. También hay que regarlas por la noche para evitar que la humedad se evapore con el sol de la mañana o tarde.
Un informe de la Unesco señala que debido al crecimiento de la población, dos tercios de la humanidad se verían gravemente afectados por la escasez de agua en el 2025. El estudio también advierte también que el 20% de las personas en el mundo carecen de recursos hídricos seguros y fiables.
Para ahorrar diariamente cerca de 30 litros de este elemento esencial en casa, los expertos aseguran que es imprescindible ¡empezar ya! Por eso, Portero colocó letreros en los grifos de su casa para que sus hijos y visitantes estén conscientes del porcentaje de agua que se desperdicia y que el ser humano está a tiempo de evitar.
Algunos consejos prácticos
Reparar fugas. Un inodoro con fuga gasta 200 000 litros de agua en el año.
La ducha. Una ducha de 5 minutos necesita 100 litros. Esto frente a 250 litros de agua que se usa con un baño.
Cerrar el grifo. Tanto mientras se jabona las manos, los platos, como cuando se cepilla los dientes o se pone champú.
No a los goteos. Una fuga representa el despilfarro de 30 litros al día, es decir más de 10 000 litros al año.
La comida. Una de las recomendaciones es no descongelar los alimentos bajo el chorro de agua.
Una instalación. Los reductores de caudal impiden que el consumo de agua exceda un consumo fijado.