Patricio Pazmiño es uno de los 717 pacientes que recibe servicio de diálisis en Pichincha. El hombre, de 55 años, tiene insuficiencia renal; hace 8 años el médico le detectó este problema. “En los exámenes me encontraron sangre en la orina, el doctor me dijo que era por consumo de cigarrillo y por mala alimentación”, confiesa.Los lunes, miércoles y viernes acude a la clínica para someterse a la hemodiálisis y limpiar su sangre. En ese centro privado permanece 4 horas diarias. Los gastos médicos corren por cuenta del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), por medio de un convenio que mantiene 13 centros de diálisis. “El IESS no tiene capacidad para cubrir la demanda por eso tiene que comprar servicios”, explica el nefrólogo (especialista renal) Rómulo Campaña.De los 6 000 pacientes con insuficiencia renal que atiende el IESS, 1 850reciben atención en las clínicas privadas. Según fuentes de la institución, para el IESS es más costoso atender a los pacientes en sus centros que en las clínicas privadas por los gastos de insumos y personal de salud.Desde el 2 004 hasta el 2 009, la institución pagó USD 119 millones a las clínicas por el servicio de diálisis. En este período, se duplicaron los costos.“El Seguro gasta cerca de USD 16 000 anuales en cada paciente con problemas renales”, subraya Campaña, quien agrega que no existe una adecuada oferta para cubrir la demanda creciente. Además, según estudios médicos, cada año aumenta el número de personas con problemas renales. El ritmo de crecimiento anual es del 19,6%. Otro de los afiliados del Seguro que recibe diálisis es Luis Narváez, de 74 años. “En los insumos para mi padre, cada mes, aparte de lo del Seguro, gasto USD 800”, cuenta Amparo Narváez. Además, en el IESS hay escasez de medicamentos, sostiene. Según Pazmiño, detrás puede haber un negociado, pues “muchos médicos que laboran en el Seguro serían accionistas o propietarios de centros de diálisis. “Hemos andado más de seis años para que nos hagan trasplantes de riñón, pero nada”.En el país aún no existe una cultura de donación de órganos. Tampoco se hace salud preventiva. “Sí se puede prevenir la insuficiencia renal pero eso debería ser un programa del Estado, no del Seguro”, dice Campaña. Por eso, las autoridades del Seguro analizan la posibilidad de encabezar una campaña nacional de donación de órganos.Abdón Logroño, secretario general de la Federación de Jubilados de Pichincha, enfatiza que el convenio con los prestadores externos debe ser un mandato. Pero el monto que demandan los pacientes de insuficiencia renal siempre es alto: afecta al 20% del presupuesto general de salud. “Al IESS no le saldría más barato mejorar la infraestructura ni comprar máquinas de diálisis”, precisa Campaña.Pero Joaquín Viteri, ex director del IESS y consultor de la OIT, afirma que el Seguro debería ampliar su infraestructura y comprar más máquinas de diálisis para reducir los costos. “La compra tiene que ser mediante un concurso para que las unidades médicas privadas den un servicio conveniente”. Actualmente el IESS construye tres centros de hemodiálisis, en Quito (25 personas cada uno) y en Guayaquil (para 50 pacientes).