El poste totémico está en el Museo Municipal de Guayaquil, junto a una recreación de tumba de pozo profundo. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Son 32 figuras humanas y dos caimanes que coronan la cúspide del madero, tallados en alto relieve en el largo tronco de guasango. El tótem ceremonial de la cultura Manteño Huancavilca (600 al 1 530 después de Cristo) mide 8.55 metros de altura y es la pieza que recibe a los visitantes en el hall del Museo Municipal de Guayaquil.
El poste totémico fue descubierto en 1936 por el arqueólogo Carlos Zevallos Menéndez en el Cerro Los Santos, en estribaciones de la cordillera Chongón-Colonche.
Las 32 figuras de hombres y mujeres fueron talladas en su desnudez, alternadas en las cuatro caras del tronco siguiendo el patrón de mujer-hombre-mujer-hombre, un orden que se sigue también en sentido vertical.
La función de carácter ritual del poste, una expresión simbólica que entraña aún interrogantes por resolver, aludiría a la fertilidad. “Los hombres están en estado de erección y las mujeres están embarazadas (con los brazos sosteniendo el vientre). Hasta ahí es un tronco de culto a la fertilidad”, dice el historiador Víctor Hugo Arellano, director del Museo Municipal.
La forma del corte de cabello de las figuras del poste son similares a las que presentan el llamado San Biritute y a la Mujer de Juntas (monolitos tallados en piedra), pero por el material y el tamaño el tótem ceremonial es una “pieza única”, dice Arellano. El historiador destaca el protagonismo de una de las mujeres centrales, la única figura tallada con una nariguera.
La pieza fue descubierta por Zevallos Menéndez 60 kilómetros al noroeste de Guayaquil sobre una plataforma plana de 44 metros de diámetro junto a otro poste de madera. El tótem menor solo alcanza los dos metros y en él estaban talladas tres figuras humanas del mismo estilo.
La presencia de los caimanes en la cúspide -uno baja y otro sube- corresponde a un emblema territorial que en la iconografía prehispánica está relacionado con la producción agrícola, con las aguas y la fertilidad de la tierra. Zevallos asoció el poste al culto agrícola puesto que en el lugar se encontraron también fragmentos de artefactos relacionados con la producción: piedras de moler, fragmentos de ollas y metales, círculos de piedra enterrados en punta, a manera de graneros ancestrales.
En el foso cavado en el recibidor del museo para que el poste totémico pudiera ingresar a lo alto en el edificio se recrea además una tumba de pozo profundo con cámara lateral, una modalidad de enterramiento que se convirtió en un modelo funerario en la sociedad Manteño Huancavilca.
En vitrinas incrustadas en las paredes del foso se exhiben representaciones en miniatura de los monolitos relacionados con el poste pero hallados en Las Negras, otro de los cerros de la cordillera Chongón-Colonche.
Nueve figuras de piedra que están colocadas en forma semicircular en la cúspide del cerro, entre ellas San Biritute y la Mujer de Juntas, hacen parte de la representación reconstruida a través de versiones de la tradición oral, según consta en las cédulas de la muestra. Cinco de esas figuras adornan calles principales de las comunas de la provincia de Santa Elena, pero hasta hoy se desconoce el paradero de los cuatro monolitos restantes.