La búsqueda de la libertad nace de una actitud honesta con uno mismo y con los demás. Así, la libertad es menos un derecho y más una acción, se lucha por ella y se la ejerce.
De hecho, vivir la libertar personal es un proceso cercano a la misma tensión vital que nos hace amar, tener esperanza, trabajar, investigar. Esa tensión que nos acerca a lo misterioso, que en palabras del físico Albert Einstein es el origen de todo arte y toda ciencia. Mi libertad como investigador o como ser humano no existe en el vacío, no es de principio, tiene consecuencias, tiene límites. Mi libertad no debería atentar a sí misma. Sin embargo, mi libertad como investigador no puede ser coartada por los avatares de la ideología, el desconocimiento y la incomprensión de la actividad científica y su función, por el inmediatismo del “para qué sirve”.
En suma, la libertad es astronomía interior, es impulso creativo, es asombro de lo que nos rodea, es responsabilidad que la alimenta, es saber que siempre hay una opción.