Tecnología que revela el fragor del pasado
En el centro de Ambato, un reparador de máquinas de escribir alberga artefactos que develan el paso del tiempo. EL COMERCIO
Segundo Florencio Chimborazo Navarrete tiene 63 años y ha pasado 37 de ellos en su ‘laboratorio’. En el centro de Ambato, ‘El Chino’, como lo conocen, repara todavía máquinas de escribir y registradoras. También inventa piezas de autos y repuestos para los artefactos que ya no se comercializan y quedaron como piezas de colección. Implementó su primer taller en las calles Bolívar y Quito, pero hace 17 años se trasladó a la calle Guayaquil.
Él llama ‘oficina’ a este espacio, y allí guarda celosamente los recuerdos de antaño. Empresarios, oficinistas y amas de casa de la capital de Tungurahua iban para que Chimborazo Navarrete arreglara las máquinas que se habían dañado y que las dejara como nuevas. Ahora, en su taller reposan piezas y aparatos antiguos a los que la nueva tecnología dejó en el pasado.
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