Martha Ontaneda y Marcelo Gálvez ponen en escena un homenaje a la figura materna

Martha Ontaneda y Marcelo Gálvez en un ensayo de ‘Por el placer de volver a verla’, del dramaturgo canadiense Michel Tremblay, que se estrena hoy jueves 27 de julio en el Teatro Centro de Arte, al norte de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Martha Ontaneda y Marcelo Gálvez en un ensayo de ‘Por el placer de volver a verla’, del dramaturgo canadiense Michel Tremblay, que se estrena hoy jueves 27 de julio en el Teatro Centro de Arte, al norte de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Martha Ontaneda y Marcelo Gálvez en un ensayo de ‘Por el placer de volver a verla’, del dramaturgo canadiense Michel Tremblay, que se estrena hoy jueves 27 de julio en el Teatro Centro de Arte, al norte de Guayaquil. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Un dramaturgo representado en escena por el actor Marcelo Gálvez rompe la cuarta pared y se dirige al público para contarle, para rememorar junto a los espectadores, las formas múltiples en las que su madre marcó su vida. El personaje protagoniza luego una serie de escenas, fragmentos de conversaciones y vivencias junto a su progenitora, interpretada por la actriz Martha Ontaneda.

Es es el doble planteamiento escénico de la obra teatral Por el placer de volver a verla’, una sentida y nostálgica comedia del novelista y dramaturgo canadiense Michel Tremblay, que los actores ecuatorianos estrenan hoy jueves 27 de julio, a las 20:30, en el Teatro Centro de Arte, al norte de Guayaquil.

“La obra la vi en México, reí con sus sutilezas y me conmovió el final, me fascinó”, indicó Ontaneda, quien desde el 2006 protagoniza un gran montaje teatral cada julio, por las fiestas de Fundación de Guayaquil. “Me atrajo el texto maravilloso, segundo la idea del hombre de traer a la vida a su madre, traerla a la vida a través del teatro, por el placer de volver a verla”.

La puesta en escena rinde un homenaje a la figura materna y representa en sí misma un tributo al teatro y a su capacidad de contener la vida en sus pequeños detalles, en sus rutinas diarias, en la representación del amor y la ternura.

La pieza presenta escenas sueltas de la relación madre-hijo, desde que el dramaturgo es apenas un niño hasta sus 27 años. Gálvez, en el papel de escritor, intercala comentarios entre las escenas que van avanzando de forma cronológica de menor a mayor edad. Y que tocan temas de conversación tan disímiles como la monarquía, la religión, la literatura, las relaciones familiares…

A los 13 años el hijo es un preguntón impertinente que critica los gustos literarios de su madre y formula preguntas hasta la saciedad, en un ejercicio que exaspera a la madre y del que surgen toques de humor. "Me voy, pero te dejo un mundo digno de inmortalizar", dice en un momento la madre, habituada a la exageración.

La producción, que cuenta con el apoyo del Municipio de Guayaquil, plantea seis funciones los días 27, 28, y 29 de julio y el 3, 4, y 5 de agosto en la Sala Experimental del Teatro Centro de Arte (kilómetro 4.5 vía a Daule). Las entradas tienen un valor de USD 20.

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