Es el cuarto nacimiento de un tapir en cautiverio en el Zoológico de Guayllabamba. Sin embargo, este último es el más importante por todo el conocimiento que se acumula en su seguimiento y que servirá como base para un proyecto de un zoocriadero de esta especie, cuya existencia está amenazada.
Se trata de un ejemplar de tapir andino o de montaña (Tapirus pinchaque). Y es la cría de tapires que viven cautiverio y son pareja desde hace cinco años.
Es el primer macho, ya que los tres nacimientos anteriores fueron de hembras. La primera cría fue llevada al Centro de Rescate El Arca, en la Amazonía. La segunda se murió, ya que la madre se enfermó y la rechazó. Y la tercera, desde hace dos meses, vive en el zoológico de Baños.
Según el Libro Rojo de los mamíferos del Ecuador, de Diego Tirira, la especie desapareció de áreas como la cordillera occidental. Aparte, su rango de distribución está muy restringido a zonas inaccesibles de los Andes.
En Ecuador, hay dos especies de tapires: el amazónico (Tapirus terrestris) y el tapir de montaña (Tapirus pinchaque). Este último está en estado crítico de extinción.
Tras seis semanas de su nacimiento, hoy un equipo médico se mantiene pendiente de su salud.
El veterinario Pablo Arias cuenta que a diario se comprueba su crecimiento. Al nacer pesó 10,5 kilos y ahora ya está en 16 kg.
Además, se toman datos como los del crecimiento de los dientes, pezuñas, orejas. “Cada día nos sorprende con alguna novedad: aumenta de peso o de tamaño, le sale un diente…”.
En los primeros días, su piel presentaba manchas amarillentas. Pero la semana pasada ya tenía franjas blanquecinas y a los seis meses alcanzará su color será más uniforme: café oscuro o gris
Ximena Pazmiño, directora del zoológico, resalta que el objetivo de esta reproducción en cautiverio es apoyar a una especie amenazada en el país.
Pues, apenas se tuvo sospechas de que estaba preñada, en marzo del 2009, empezó el seguimiento médico. Tres meses después se hizo una ecografía para confirmar el estado de preñez y salud del feto. Una semana antes del parto se repitió la ecografía y se midió la frecuencia cardíaca, los tamaños del hígado y del estómago.
Hoy toda esa experiencia servirá como base para futuros intentos de protección de esta especie.