La fecundidad se cuida congelando óvulos

En el laboratorio de la Clínica Infes, la bióloga Carmen Zambrano revisa los ovocitos que se aspiraron. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

En el laboratorio de la Clínica Infes, la bióloga Carmen Zambrano revisa los ovocitos que se aspiraron. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Diana Delgado sumerge una pajuela con óvulos en un tanque de nitrógeno, en la clínica de Pablo Valencia. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO

Para Sofía Beltrán no es una opción quedarse sin ser madre. Pero a los 37 años, a la ginecobstetra venezolana la semana se le va entre pacientes de la Maternidad Isidro Ayora, el Hospital Metropolitano y la Clínica San Francisco, incluidas las guardias y cesáreas programadas que copan sus fines de semana. Sus días empiezan a las 07:30 y acaban a las 22:30.

Para alcanzar el éxito profesional, esta mujer alta y de ojos azules congeló sus óvulos en un proceso denominado vitrificación. Y así, hace cinco años, a los 32, detuvo su reloj biológico, postergando y, por tanto, garantizándose la posibilidad de convertirse en madre de bebés sanos en el futuro.

No es solo por falta de tiempo que no ha encontrado al padre de sus hijos. Ella, por ejemplo, se abre espacio para ir al gimnasio. Ha estado enamorada, pero admite que con los años se ha vuelto más exigente y menos tolerante. ¿Qué busca en una pareja?. "Que sea profesional y tan echado para adelante como yo". No descarta la opción de ser mamá con ayuda de un donante de semen.

Sofía trabajó en el área de infertilidad y fue testigo de cómo algunas mujeres intentaban tener hijos pasados los 35 y no lo lograban. Ella, como otras mujeres, quería concentrarse en su carrera. Por eso recurrió a este método, para evitar el riesgo de alumbrar un hijo con alteraciones cromosómicas.

En Ecuador hay 13 centros de reproducción asistida, siete de ellos funcionan en Quito. Eso registra el Ministerio de Salud, que no dispone de información sobre cuántos de ellos mantienen óvulos en congelación o vitrificación, por no ser un elemento de control sanitario y de emisión de permisos.

En Quito hay al menos tres centros en donde se vitrifican óvulos. El procedimiento ayuda a detener ese reloj biológico, que afecta a la fertilidad de la mujer sobre los 35 años.

Marcelo Flores, ginecólogo­ y especialista en fertilidad, del centro Concebir, anota que años atrás, las mujeres estaban­ ‘out’ al cumplir 50 y casi morían con la menopausia. Pero cuando se duplicó su esperanza de vida, a los 40 están jovencitas, les queda la mitad y más de camino por recorrer. Primero crecen en lo profesional, luego piensan en ser mamás.

En su clínica, el proceso cuesta unos USD 3 500, más 250 anuales por mantenimiento. Flores define a la vitrificación como "preservación de la estirpe genética familiar".

Otro especialista, Pablo Valencia, dirige el Centro Ecuatoriano de Reproducción Humana. Allí, desde el 2009 se introdujo la técnica de vitrificación de óvulos. La recomienda a mujeres en edad reproductiva, diagnosticadas con cáncer, ya que pudieran quedar estériles tras la quimioterapia. Y a jóvenes profesionales de hasta 35 años, que por ahora no están interesadas en la maternidad, pero que no la descartan.

Valencia calcula que en su centro, unas 600 mujeres, la mayoría solteras, utilizaron esta técnica para preservar la fertilidad. En el 2010 lograron los primeros embarazos usando óvulos congelados.

El costo del procedimiento supera los USD 3 000, y según se indica, la mitad se invierte en la medicación (hormonas) para estimular la ovulación.

Rosio Távara, especialista en fertilidad, de la Clínica Infes, apunta que al vitrificar ovocitos (células en fase del desarrollo del óvulo) literalmente se congela el potencial reproductivo en el tiempo. Y se brinda la posibilidad de conseguir un embarazo sano, cuando la mujer así lo decida.

En el laboratorio de la Clínica Infes, la bióloga Carmen Zambrano revisa los ovocitos que se aspiraron. Foto: Julio Estrella/ EL COMERCIO

Távara recalca que como paso previo hay que someter a la interesada a estudios serológicos; cervicales, para detectar bacterias como mycoplasma; virus como hepatitis, VIH y más, para evitar contaminación cruzada, cuando se recolecten los ovocitos. Además, se les hace un examen para verificar su reserva folicular o el número de ovocitos que produce.

Marcia (nombre ficticio) estudiaba un posgrado de Medicina, a los 35 años. Se sometió al procedimiento en Infes. Años después, ya con una pareja, buscó ser madre. A los 38 dio a luz a una nena, hoy tiene 40. Conserva aún ocho ovocitos congelados, por si quisieran más familia. El precio de la técnica, cree, puede ser un limitante para algunas mujeres.

Pero afirma que su experiencia, al estar en el mundo de la salud, le hace concluir que el mayor problema es la falta de información sobre la opción.

En 1984 nacieron los primeros bebés resultado de técnicas de
criopreservación, hoy vitrificación de óvulos, en Holanda y Australia; dos años después en EE.UU. Empresas como Facebook dan a sus ejecutivas un seguro médico que incluye la ‘preservación de su fecundidad’, con este método.

La vitrificación también es una opción para lograr embarazos en mujeres que no logran acumular suficientes óvulos (pacientes de baja reserva ovárica) de modo natural.

Estefanía (nombre ficticio) lleva 10 años de casada. Con su esposo han invertido unos USD 10 000 en el proceso que incluyó fertilización in vitro. Lleva seis meses de embarazo, pero la búsqueda empezó antes, con tiempo y dinero perdidos... Tras dar con Valencia, 10 meses pasaron hasta que pudo acumular los óvulos requeridos, que se descongelaron y se fecundaron con espermatozoides de su pareja.

Suplementos digitales