Según la investigación el terremoto de Illapel siguió un patrón que ocurre cada 60 años.
Terremotos de magnitud 8 o más en la escala de Richter parecen ser una constante en Chile cada 60 o 70 años. Esto ha dado la pista a investigadores sobre cuándo y dónde podría ocurrir el siguiente sismo.
Tomando como referencia las consecuencias del terremoto de 8.3 grados que se produjo cerca de Illapel, en el 2015, científicos chilenos y franceses determinaron un patrón que ofrece dos posibles escenarios en los próximos años.
El artículo publicado en la revista Earth and Planetary Science Letters explica que la zona de Atacama está “madura” para un sismo de magnitud mayor a 8, ya que no ha ocurrido un evento significativo en esta área desde 1922.
Ese año, el sismo destruyó varia ciudades y produjo un tsunami que ingresó más de 1 km hacia la tierra. Un movimiento en esta misma zona es el panorama más probable, de acuerdo con este estudio.
Chrisophe Vigny, uno de los autores, explicó que el segmento de Atacama ha acumulado una deformación a una velocidad de 7 centímetros por año, que es suficiente para generar este fenómeno.
El segundo escenario, según la investigación, es más devastador.
Este menciona la presencia de un “terremoto gigante” entre la zona de Concepción y La Serena, similar al de 1730, del cual se desconoce su ciclo de recurrencia. En ese año se registró un evento telúrico de 9 grados, que incluyó la zona de Illapel y aumentó las dudas acerca de un superciclo, que todavía permanece incierto.
Para Jean- Mathieu Nocquet, director de Investigaciones del Instituto de Investigación Para el Desarrollo de Francia y miembro del Instituto Geofísico (IG-EPN), por el momento no se pueden predecir los terremotos, únicamente se puede tener una idea de la cantidad de energía que se está acumulando en una zona.
Nocquet sostiene que la metodología también puede servir para anticipar los lugares donde hay mayores probabilidades de tener un sismo fuerte en los próximos años.
Según el estudio, la placa tectónica de Nazca está convergiendo bajo la placa Sudamericana y el proceso se da un ritmo de 6,5 centímetros por año, creando una brecha de 4, 5 metros que es compensada cada 70 años, originando una secuencia de terremotos.
Nocquet explica que hay algunos ejemplos donde se demuestra que los cálculos no han funcionado adecuadamente. El sismo de Japón del 2011 es uno de estos casos, ya que tuvo una mayor magnitud de lo esperado. Lo mismo ocurrió con el terremoto de Pedernales, que no se creía iba a tener la energía como para generar un sismo de 7. 8 grados.
Según el experto, lo que falta en el estudio recientemente publicado es conocer el estado de los esfuerzos previos al sismo que se tomó como base y conocer qué ocurre durante un enjambre sísmico en relación con los deslizamientos.
Esa información necesita observaciones muy precisas para generar modelos confiables.