Autorretrato, 1999. Rosy Revelo. Mixta sobre canvas. 150 x 100 cm. Foto: Cortesía de Centro Cultural Metropolitano
Como nunca antes, la humanidad ha desarrollado una necesidad de autorrepresentarse. La popularización de las ‘selfies’ (autofotos) es el síntoma de que impera, por lo menos en la generación más joven, un deseo por inmortalizarse en la memoria colectiva. (ver fotogalería al final de la nota)
Pero esta no es una tendencia nueva. En el Ecuador, esta fue una de las características de la orfebrería y alfarería precolombina, que en la manufactura de sus objetos incluía ciertos detalles de sus creadores, o bien del pueblo al que pertenecían.
Pero fue en el siglo XX cuando los pintores ecuatorianos centraron su mirada sobre sus propios rostros. Según la investigación publicada por José Carlos Arias en la marco de la muestra ‘Del Espejo a la Máscara: Retratos, Autorretrato, Representaciones y Auto-representaciones’, organizada por el Centro Cultural Metropolitano en el 2012, fue la apertura de los talleres de los artistas lo que permitió una nueva mirada sobre el fisonomía facial. De este modo, en la representación de sí mismo confluyen las experiencias pictóricas de distintas escuelas.
La proliferación del autorretrato dejó como resultado toda una serie de obras en las que no solo se devela el rostro del creador sino, también, constituye un espacio para dar a conocer la cosmovisión de los actores del momento histórico. Así, se tienen casos como el de Oswaldo Viteri, quien en su autorretrato tiene la capacidad de especular sobre la manera en la que él se construye a-sí-mismo; o la obra de Manuel Rendón Seminario, quien “posa” en un entorno andino, cual si estuviese haciendo énfasis en que su nacimiento en París fue una mera coincidencia.
De acorde a la investigación realizada por Arias, con la llegada del nuevo siglo los métodos de la autorrepresentación evolucionarios. La fotografía digital ha permitido al artista encontrar nuevas formas de verse sobre el lienzo, el papel, o la pantalla, haciendo que este intervenga sobre la imagen que capta la cámara, transformándola en algo más que un registro visual instantáneo.