Los dibujos motivan a los niños que viven con cáncer

Niños de la fundación Juan José Martínez participan en un concurso de pintura. Paúl Rivas/El comercio

Niños de la fundación Juan José Martínez participan en un concurso de pintura. Paúl Rivas/El comercio

En el escritorio están cajas de colores, reglas, borradores, sacapuntas, lápices y acuarelas. Sobre la mesa hay un dibujo que poco a poco toma forma.

Los ventanales rectangulares, las cúpulas y un pequeño gallo indican que se trata de la Catedral Metropolitana. Yajaira, quien dibuja, es una niña de 13 años que tiene leucemia. Este cáncer, que afecta a la sangre, no la vence. Comenzó a pintar y uno de sus trabajos participa en el séptimo concurso de dibujo y pintura que organiza la Fundación Juan José Martínez.

Otros niños de entre siete y 15 años también concursan y ven en el dibujo y la pintura una alternativa para convivir con el cáncer. La terapia da resultados y lo sabe la psicóloga Johana Palma. "El dolor, la tristeza, la frustración y el malestar se liberan a través del lenguaje simbólico del arte y esto ayuda a autorregular la dinámica emocional al punto de que los problemas de conducta desaparecen", sostiene esta especialista. Por eso recomienda realizar este tipo de actividades al menos una hora diaria.

Kevin hace eso. Él es un niño de 12 años, quien fue diagnosticado con cáncer de riñón a la edad de seis. Él no participa en ningún concurso, pero el estudio de su casa se ha convertido en el lugar donde este pequeño da rienda suelta a su imaginación en el tiempo libre.

Sobre un librero de color blanco están los dibujos de unos lobos, que son los animales favoritos de este niño porque "trabajan en conjunto y son amistosos". Con un lápiz, Kevin pasa al papel lo que observa en la computadora.

Las orejas, los ojos, el pelo y cada rasgo de los lobos son dibujados en blanco y negro y lucen prácticamente iguales a los que aparecen en la pantalla.

Inicialmente su madre, Margarita Alvarado, pensaba que los dibujos eran calcados, pero después se dio cuenta que la perfección de cada pintura se debía al innato talento de su hijo. Mientras colorea, Kevin cuenta que cuando dibuja se tranquiliza y se olvida de todo.

Investigadores de las universidades Miguel Hernández de Elche y la de Murcia (España) dicen que procedimientos psicológicos como la pintura mejoran la relajación, respiración y la distracción del paciente.

Tamara Garcés es madre de Yajaira y cree que estas iniciativas son una forma de motivarles y distraerles, más aún cuando tienen que viajar todos los meses de Riobamba a Quito para los controles médicos.

Los niños que están en el concurso ocupan cuatro mesas y sobre ellas se ven dibujos de las plazas y monumentos insignes de Quito, como la iglesia de San Francisco. Este lugar cautivó a Michael, un niño de ocho años que tiene linfoma de Burkkit, un tipo de cáncer que produce inflamación en los ganglios linfáticos del cuello.

En su hoja de trabajo se observa el sol, las nubes y dos árboles que adornan el entorno del templo franciscano.

Michael dice que el tamaño de la iglesia fue lo que le impactó. Este pequeño continúa su trabajo mientras su madre, Jéssica Pacheco, le sugiere que dibuje también personas.

La mujer cuenta que a veces es complicado que los niños salgan del hospital y se dediquen a otras actividades de distracción porque suelen estar cansados debido a la agresividad de las quimioterapias, pero estas iniciativas son un apoyo emocional que les ayuda a mejorar la autoestima.

Irma Vallejo es directora de la Fundación, la cual lleva el nombre de Juan José Martínez como homenaje a su hijo, quien falleció hace 10 años a causa de la leucemia. Ella cuenta que antes el concurso se organizaba en los hospitales, pero decidieron hacerlo en otro lugar para que los niños se liberen del estrés. Además, quieren que la sociedad sepa que estos pequeños luchan contra la enfermedad y que pueden tener avances curriculares a pesar de los problemas de salud.

Por ahora, la temática del concurso donde están los niños de entre siete y 15 años es 'Mi lugar favorito en Quito', y Yajaira escogió a la iglesia más importante de la capital.

Con una pequeña foto de la Catedral, que le sirve como guía, traza con una regla las paredes del templo y dibuja las gradas que están sobre la Plaza Grande. Después, con una moneda de 50 centavos, da forma al techo arqueado. Ella cuenta que la estructura de la construcción fue lo que más le llamó la atención cuando vio por primera vez la iglesia.

  • En contexto

Según el INEC, en Ecuador se detectan 10 200 nuevos casos de cáncer cada año. Las estadísticas señalan que en el 2013 se presentaron 134,9 casos de cáncer en mujeres y 125,9 casos en hombres por cada 100 000 habitantes. Además, entre el 2012 y 2013, el 48% padeció uno de los tipos de cáncer que afecta a la sangre.

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