Omar Guerrero, de 36 años , realiza un truco llamado ‘invert’, en la pista de cemento de La Carolina.
No tienen alas, pero se mueven en el aire como si en verdad estuvieran en sus espaldas. Sus únicos propulsores son los patines. Con ellos logran saltos mortales y piruetas que van más allá de la diversión.
Cada caída es un aliciente para seguir practicando. Cada truco, un reto. Y cada fractura, la oportunidad para vencer los miedos. Es la filosofía de los ‘rollers’.
El término se remonta a 1922. Se lo usaba para referirse a las carreras de patinadores. Pero adquirió un sentido mayor cuando aparecieron los primeros patines de línea, a inicios de los 90. Dio vida a una comunidad de patinadores extremos, que no se conforman con solo rodar o pasear por el parque.
Las ruedas de esos patines no formaban una base rectangular como los tradicionales que eran estables, sino que tenían una fila uniforme, como los patines de hielo. No cualquiera se atrevía a subirse.
Era tan complicado encontrarlos por esa época en Ecuador, que Rodian Ruiz debía conformarse con comprar los de sus amigos, cuando se deshacían de los modelos antiguos. Ellos, con más suerte, aprovechaban cuando un familiar iba al exterior para encargarlos.
Cada adquisición suponía un atentado contra los ahorros de Ruiz y su hermano menor David. Por eso impulsaron una marca de deportes extremos: Arte Xtremo.
No solo vende artículos para ‘rollers’, sino que se ha convertido en la auspiciante oficial de competencias. La mayor es la DRS, que se hace desde el 2012. El año pasado hubo ‘rollers’ de Canadá, Suecia, Estados Unidos… De Colombia estuvo Jhon Perdomo, de 34 años. Uno de los imbatibles y más arriesgados del ‘street’, que ahora vive en Ecuador. Los ‘rollers street’ se convirtieron en cazadores urbanos de adrenalina. Siempre en búsqueda de nuevas gradas o tubos de la ciudad, para dominarlos.
Quito es una ciudad ideal para practicarlo, por su estructura, formas y hasta sistema de transporte público. Las paradas de la Ecovía son un imán para los ‘rollers’. Ahí practican, aunque nunca por más de 20 minutos, cuando la seguridad los disuade. No todas las personas entienden su estilo de vida. Se han levantado prejuicios que de a poco comienzan a superarse. Omar Guerrero, ‘roller’ de 36 años, está convencido de aquello.
Los eventos internacionales han ayudado a difundir su cultura y han atraído ‘rollers’. En Quito hay unos 300, entre los que practican ‘street’, fitness, novatos y de pista. Guerrero es una leyenda de esta última tendencia de ‘roller’. Son quienes hacen trucos en estructuras de cemento como la del parque La Carolina (norte de Quito). Él ha sido el único ecuatoriano invitado a los Ex Games que organiza ESPN con lo mejor del mundo. La competencia se hizo en 1996 en Brasil, donde nació Carlos Pianowski. Es ‘roller’, de los más arriesgados, y líder de una banda de trash metal: Drawma.
El rock extremo identifica a buena parte de los ‘rollers’. Patinan con pantalones apretados y camisetas negras. Los otros se mueven con el hip hop y el rap. Visten pantalones anchos y largas camisetas coloridas. A todos los une, además de los patines, la afición por los tatuajes. El ambateño Omar Ruiz, por ejemplo, se grabó en la espalda un par de patines con alas que, cuando se mueve por el aire, o entre tubos y gradas, pareciera que saltan de la piel a la realidad.