El rockabilly marcó una forma de vestir y de pensar en la década de 1950. En Quito habrá un festival el 21 de febrero. Foto: Jenny Navarro/ EL COMERCIO
La teoría de Albert Einstein que plantea la relatividad del tiempo parecería que calza a la medida en los seguidores del rockabilly.
Al verlos pasar por la calle se produce una suerte de regresión a la década de 1950. Los copetes o tupés, los pantalones arremangados, las chaquetas de cuero o los creepers (zapatos de doble plataforma), irrumpen en la estética contemporánea.
Exteriorizan una suerte de tributo nostálgico por un pasado que no se vivió en el país, con la misma fuerza que en otros rincones, como EE.UU.
Este subgénero del rock and roll -que surgió de la mezcla con ritmos más rápidos como el hillbilly– permitió la conjunción de varios elementos (indumentaria, tatuajes, autos, cine) que sentaron las bases de toda una filosofía que a la larga dejaría legado en Occidente. Así lo contó José Jaramillo, de 28 años, seguidor de esta corriente y músico apasionado por el rockabilly.
La actitud, la velocidad, la camaradería y la diversión sin límites definen a quienes decidieron abanderar este estilo de vida.
Jaramillo, que labora en una empresa en el norte de la capital, contó que la punta del iceberg de este movimiento estuvo representada por el mítico Elvis Presley. “Sus primeros discos son de rockabilly puro. Toda la estética que usó fue la que predominó en el sur de EE.UU. en los cincuenta”.
Y nadie mejor que Rajiv Vásquez, de 25 años, para hablar del denominado ‘estilo clásico’. Sus gafas oscuras, su bien logrado tupé, la hebilla expuesta , las bastas dobladas, son solo una parte de todo lo que representa el rockabilly.
“Somos gatos de la noche”, dijo, ya que siempre estamos en movimiento y vivimos el día a día con la música. Para lograr ese peinado -que más de una vez le ha significado que le hagan preguntas poco acertadas- Rajiv emplea diferentes ceras, gel de cabello y la añeja brillantina.
Para lograr un fijado “perfecto” nada mejor que la ya clásica cera Murray’s, que se comercializa desde 1920 y debe ser importada.
La representación femenina también tiene su lugar importante en la escena. La sensualidad de las chicas rockabilly, representada principalmente por las Pin up Girls que se popularizaron en los calendarios de la misma época, son las compañeras de aventura de los ‘rockers’.
Leslie Ocaña, más conocida como ‘Cherry Bang’, afirma que durante el revival (resurgimiento) del movimiento la mujer tomó un papel más protagónico. “Empezaron a surgir chicas que tenían sus bandas y lograron- de cierta forma- romper con algunos estereotipos”. ‘Cherry’, como le agrada que la llamen, resignificó todos los símbolos del movimiento y les dio un nuevo sentido más personal, a manera de tributo a una época lejana y a la vez presente.
Algo que no se debe pasar por alto, según Xavier Pallo, guitarrista de la banda Rockin Crueles, es que esta corriente es totalmente ‘apolítica’. De hecho, se puede utilizar una clásica frase de James Dean, otros de los héroes del género, para describir al rockabilly. “Vive rápido, muere joven. Diviértete mientras puedas”.
El próximo 21 de febrero se organizará un festival con exponentes colombianos, con el objetivo de ‘sentar las bases’ para que la comunidad crezca.
Estos cuatro apasionados, están unidos por un fuerte lazo de ‘hermandad’ y saben que lo clásico nunca morirá. Reconocen que mientras continúen con su estética, su música y sus conciertos, alargarán el legado del rockabilly.
El look
Los gafas oscuras
Son un elemento característico dentro del género. Permite exteriorizar actitud.
La pañoleta
Es parte fundamental de las Pin up Girls y de los seguidores del rockabilly.
El cinturón con hebilla es tomado del estilo de ropa de 1950. Mientras más grande, mejor.
Los zapatos con doble suela que se popularizaron tras la Segunda Guerra Mundial.
Los lentes
Con puntas ovaladas son clásicos en mujeres. Además, se los usa de colores vivos.