Como si se tratara de un baile o una marcha militar, el macho levanta una de sus patas azules, descansa y luego alza la otra. Lo hace frente a la hembra, para llamar su atención. Cuando ella lo mira, ambos giran sus cabezas hacia arriba, apuntan sus picos al cielo y emiten sonidos. Se trata del ritual de apareamiento de los piqueros patas azules (Sula nebouxii), una especie de las islas Galápagos que podría desaparecer.
La alerta la da un estudio publicado este mes en la revista especializada Avian Conservation and Ecology. Según la investigació n, que duró tres años (2010- 2013) y que fuera dirigida por el biólogo estadounidense Dave Anderson, los nidos de estas aves están vacíos y “parecen no querer reproducirse. Y esto puede deberse a una inexplicable falta de sardinas en su dieta”.
Investigaciones anteriores han demostrado que cuando las aves llevaban una alimentación basada exclusivamente en sardinas, su ritmo de reproducción era óptimo. En cambio, el trabajo más reciente notó que las sardinas representan ahora menos de la mitad de la dieta de los piqueros.
“Creemos que el factor principal detrás del declive es la escasez de alimento”, dijo Kate Huyvaert, de la Universidad Estatal de Colorado, EE.UU.
Con ello concuerda Johanna Barry, presidenta de la organización Galápagos Conservancy, entidad que financió la investigación. Ella agrega que los expertos no están seguros de si la escasez es algo natural o está relacionado con un cambio producido por el hombre.
Por lo tanto, plantea la pregunta: “¿dónde están las sardinas?”. Frente a eso Víctor Carrión, director de Ecosistemas del Parque Nacional Galápagos, sostiene que la penuria podría responder a amenazas como la sobrepesca en el Pacífico oriental y el cambio climático.
La sardina es un alimento fácil de encontrar para los piqueros. Posee cerca de 10 g de grasa por casa 100 gramos de carne. “Cuando las aves las consumen obtienen un elevado contenido proteico”, informa el biólogo marino Andrés Mideros. Agrega que dentro de la dieta de estas aves también hay especies como anchoas, caballaa, peces voladores y calamares. “Hacen inmersiones en el océano, a veces desde una gran altura, y nadan bajo el agua en busca de su presa”.
Estas aves viven en los océanos, excepto cuando está en reproducción, lo que ocurre en islas oceánicas. En Galápagos son una especie protegida y las colonias más numerosas se encuentran en las islas Española y Seymour, también anidan en las islas Isabela y Fernandina.
Sin embargo, los científicos notaron que luego de 1997, los nidos de 10 colonias en el archipiélago estaban vacíos. “Había literalmente miles de piqueros en estos sitios de reproducción y cientos de nidos llenos. De repente, ya no estaban allí. Hubo algunos casos en los que encontramos intentos aislados de reproducción, pero la mayoría no produjeron crías”.
En un inicio, los biólogos creyeron que la falta de reproducción de la especie se debía a una situación aislada a los factores ambientales del archipiélago.
Pero con el paso del tiempo, Anderson y sus colegas comenzaron a preocuparse y a preguntarse si algo más estaba pasando con los piqueros.
Lo primero que hicieron fue descartar posibilidades; una fue la afectación por especies introducidas. Esto porque en los sitios donde habitan estas aves no hay presencia de ellas.
Con esa información, entre el 2011 y el 2013 los investigadores realizaron un “relevamiento” completo de los piqueros patiazules de Galápagos, y observaron muy poca o ninguna actividad reproductiva, con solo 134 polluelos nacidos en ese período. La investigación calculó una población de 6 400 ejemplares en el 2012. Es decir, menos de un tercio del único cálculo realizado en 1960.
Según Anderson, hay urgencia por conocer si alguna actividad humana es culpable de la falta de sardinas, ya que una población envejecida de piqueros será cada vez menos capaz de procrear.
Por su parte, el Ministerio del Ambiente (MAE) informó que actualmente dentro de las áreas protegidas de Galápagos se realiza un promedio de 60 investigaciones anuales. Una de ellas fue la desarrollada por Anderson en conjunto con la Universidad Wake Forest.
La Cartera de Estado indicó que los resultados de la investigación permitirán incrementar los esfuerzos de monitoreo para implementar medidas adicionales de protección a las ya existentes: control de especies introducidas, mitigación de impactos por visitantes y prevención por medio de controles de bioseguridad.
En la actualidad, dentro de las áreas protegidas del archipiélago de Galápagos se realiza un promedio de 60 investigaciones anuales. Los temas más desarrollados son los relacionados con las aves marinas, aves terrestres, reptiles y especies introducidas.
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