En Santo Domingo de los Tsáchilas, los regalos didácticos están de moda. Hay tres locales comerciales en los que se que elaboran estos objetos, con cartulina y cartón. Foto: EL COMERCIO
A Roberto Enríquez, de 27 años, le causó gracia el regalo por el quinto año de aniversario, que le obsequió su novia Martha Robles, de 25 años. Él recuerda que semanas atrás habían recordado cómo jugaban cuando eran niños. El novio confesó que su juego favorito era armar rompecabezas.
Así que Robles envió a elaborar en el local comercial Expresiones un rompecabezas, de 40 piezas, con una fotografía de ellos. Cuando Enríquez abrió el presente pensó que era un detalle lindo por la conversación que habían tenido. Pero no lo armó y no pudo descubrir la foto hasta una semana después que armó el rompecabezas. “Lloré porque no le había prestado atención a un recuerdo muy especial porque era foto en la que le colocaba el anillo de compromiso y para nosotros ese día representa el momento más importante de nuestras vidas”.
En Santo Domingo de los Tsáchilas, en el occidente de Ecuador, los regalos didácticos están de moda, desde hace unos seis meses. Hay tres locales comerciales en los que se que elaboran estos objetos, con cartulina y cartón.
Según la diseñadora gráfica Karina Verdezoto, la idea de estos regalos es sorprender a los clientes con diseños personalizados como las fotos, pero que sean divertidos. Por eso se han basado en juegos en los que se deban unir piezas para encontrar el mensaje. “Regalar un portarretrato convencional puede ser aburrido, pero si la persona debe armarlo o encontrarlo dentro de una caja gigante se mantiene más la sorpresa y el obsequio tiene un valor más especial”.
Estos regalos son comprados por personas de entre 15 y 30 años, según Verdezoto. “En Santo Domingo los locales se han instalado cerca de colegios y universidades porque ese es el nicho de clientela al que va dirigido”. El precio de los obsequios depende del tamaño, la calidad de impresión de las fotografías, los detalles como marcadores que brillan en la oscuridad o de los estilos que van desde lo moderno hasta lo retro. Tienen un costo de entre USD 10 y USD 60.
Ligia Holguín abrió su local llamado Dulce diseño hace tres meses. Ella es diseñadora gráfica y se especializó en Argentina.
Uno de los diseños más solicitados en Dulce diseño es lo que lo denominó: Tarjeta interminable. Perece una tarjeta normal, pero para leerla se deben abrir unas 20 compuertas en las que se escriben frases y se colocan dibujos o fotografías, Está hecho con cartulina de varios colores y tiene figuras en alto relieve como corazones, las iniciales de nombres o flores. “Entre más personalizado esté el detalle más les gusta a los clientes”, señaló Holguín.
Las tarjetas interminables cuestan entre USD 6 y USD 15, según el tamaño. Holguín tarda en realizarlas alrededor de ocho horas. Ella retoca las imágenes antes de imprimirlas. Por eso el cliente debe hacer el pedido con dos días de anticipación.
Ahí también se elaboran cubos en los que el cliente debe armarlos para encontrar el mensaje o la fotografía, como si se tratara de un cubo rubik en el que el jugador debe agrupar cada color a los lados del cuadrado. Holguín utiliza un pliego de cartulina gruesa que va doblando para formar ocho cuadrados.
Luego les pega las fotografías impresas y los enlaza para que el cliente pueda moverlos y así empezar a descubrir el mensaje.
Cristina Vélez, de 18 años, le regaló un cubo a su mejor amiga Vannesa Ramos, de 19 años. Ella colocó fotos de cada aventura que han vivido desde hace cinco años. El regalo tenía mensajes con frases típicas de las jóvenes. Este fue empacado en una caja personalizada y tenía dulces como gomitas y chocolates. El precio de este regalo fue de USD 20. Este obsequio se tarda cinco horas en elaborarlo. En el mes Holguín entrega unos 40 pedidos de rompecabezas, cubos y cajas personalizadas.
El diseñador Eloy Ríos, propietario de Fresh boom, tiene un local comercial en el centro de Santo Domingo desde hace tres años. Él también se dedica a realizar obsequios personalizados y didácticos. Uno de estos son cajas de hasta dos metros de altura. Estas se rellenan con globos, mensajes, serpentinas, entre otros. El cliente debe buscar el regalo dentro de la caja. “Son diseños divertidos que hacen que las personas se sientan más especiales”, aseguró Ríos.
En el local comercial Expresiones, que está ubicado al este de Santo Domingo, se realizan tarjetas en forma de caja. Al abrir la caja se desenrolla una cartulina, de colores llamativos como el rojo, fucsia o negro, con un mensaje. Esta tarjeta mide 1,50 metros, es elaborada con cartón prensado y cartulina. Cuesta USD 35.
Carmen Saavedra, propietaria de Expresiones, aseguró que dedica un día para elaborar los regalos personalizados porque cada foto o mensaje tiene detalles como corazones escarchados o dibujos que representen a la pareja. Ella afirma que su negocio se dedica exclusivamente a realizar obsequios para aniversarios. Expresiones abrió sus puertas hace un año. “Mi tienda es solo para enamorados. Aquí encuentran desde gorras personalizadas hasta licores o arreglos de flores y frutas con chocolate”, dijo.