Los alumnos de la Espe conocieron sobre su categoría en una reunión con el Rector. Foto: Paúl Rivas / EL COMERCIO
Entre el 2011 y el 2015, la Universidad de Cuenca invirtió más de USD 37,3 millones en infraestructura, equipamiento de aulas, laboratorios…
Eso, más 140 publicaciones científicas y varias políticas de beneficio para los alumnos le dieron los puntos necesarios para regresar a la categoría A.
Ese centro de la capital azuaya fue uno de los 12 del país que se presentaron de manera voluntaria para mejorar la calificación obtenida en el 2013.
Según Jorge Luis García, coordinador de Comisión de Evaluación Interna, las acciones se intensificaron cuando en el 2013 bajaron a la categoría B. Elaboraron un plan de mejoras y se definieron objetivos: como fortalecer la organización interna, la investigación, la formación docente y la planificación. García reconoció que hacen falta maestros titulares, a tiempo completo y también con PhD.
Son 1 295 profesores e investigadores, pero solo 677 laboran a tiempo completo y 40 son PhD. Para el rector, Pablo Vanegas, esto se debe a un problema estructural. Desde el 2011, más de 100 maestros se jubilaron y no han llenado esas vacantes con titulares por falta de profesionales interesados, principalmente de Medicina.
Los procesos administrativos de las universidades públicas para la contratación del personal es más exigente, en relación con las privadas. “En el mejor de los casos, un concurso demora tres meses”.
Para la evaluación del 2013, esta universidad presentó al Ceaaces 40 publicaciones en revistas indexadas, y para la última recalificación fueron 160.
La mejoras de aulas y construcción de nuevos bloques en los cuatro campos universitarios también sumó al puntaje.
En el caso de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), para su nueva categoría pesó la vinculación internacional, la infraestructura y el indicador de estudiantes. Lo resalta el rector Joaquín Hernández. Ese centro pasó de la C a la A.
En el 2015 registró 128 publicaciones en revistas indexadas científicas y regionales. Además, hubo inversión en infraestructura, aunque la universidad no reveló el monto. Los estudiantes practican con los equipos de laparoscopia, quirófanos y salas de pediatría, equipadas con simuladores. Esto ha facilitado las rotaciones internacionales de los futuros médicos, en hospitales como Mayo Clinic y otros de EE.UU., Europa y Sudamérica.
La UEES tiene convenios para pasantías y estudios con unas 60 universidades en el mundo. Este centro oferta 23 carreras de grado, 12 de posgrado y registra 233 profesores (100% con maestrías, 10% con PhD y otros en formación).
Su nuevo reto es conseguir una acreditación internacional.
La Universidad de las Fuerzas Armadas (Espe), por su parte, desarrolló 144 proyectos de investigación en el 2015.
Roque Moreira, rector de esta institución, considera que el avance en este ámbito, dentro de la categorización realizada por el Ceaaces es el más importante para su universidad, que consiguió establecerse en la categoría A. En el proceso anterior no participó.
Otro punto importante dentro de la evaluación fue la equidad de género. Los parámetros establecidos en la evaluación exigen que el 30% de las direcciones departamentales de las universidades sean lideradas por mujeres.
La Espe lo superó, pues tiene un 35%.
Karina Cela, directora del Departamento de Educación a Distancia, lleva 12 años trabajando en el lugar y los últimos dos como directora. “Es un ejemplo para los estudiantes y para los docentes observar que tanto hombres como mujeres tengamos las mismas oportunidades”.
Ahora, en la universidad se piensa en mejorar y mantener la categoría A en la evaluación obligatoria del 2018. Su principal proyecto es la internacionalización de la investigación, con publicaciones en el extranjero y alianzas con centros internacionales.
Además, se está realizando una nueva inversión en infraestructura.