El pop electrónico de New Order 'transportó' a Chile a los años ochenta

El vocalista de la banda británica New Order Bernard Sumner se presenta en concierto con la agrupación hoy, domingo 4 de diciembre de 2016, en Santiago (Chile). EFE/Elvis González

El vocalista de la banda británica New Order Bernard Sumner se presenta en concierto con la agrupación hoy, domingo 4 de diciembre de 2016, en Santiago (Chile). EFE/Elvis González

El vocalista de la banda británica New Order Bernard Sumner se presenta en concierto con la agrupación en Santiago (Chile). Foto: EFE

El 4 de diciembre, los británicos New Order, una de las bandas más emblemáticas del siglo pasado, 'transportaron'  al público chileno de vuelta a los años 80 con su característica mezcla de sintetizadores, guitarras eléctricas y la voz oscura de Bernard Sumner.

El veterano conjunto, que se encuentra presentando en Latinoamérica su décimo disco, 'Complete Music', llegó por tercera vez a Chile (ya tocaron en 2011 en el Movistar Arena y en 2014 en el festival Lollapallooza) con la incertidumbre de si se iban a instalar en la comodidad de sus éxitos pasados o pondrían el peso del concierto en el nuevo trabajo.

Y los de Manchester encontraron el equilibrio al ofrecer a las más de 5 000 personas que abarrotaron el Teatro Caupolicán un repertorio con joyas recientes como Restless o Plastic y con los hits que pusieron a bailar a medio mundo.

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El show arrancó con puntualidad británica, imágenes del Muro de Berlín en la pantalla gigante que acompaña al grupo y el guiño al espíritu de Joy Division que supone Singularity, otra de las grandes piezas de Complete Music.

Porque la esencia de la banda que formaban el malogrado Ian Curtis y los ahora componentes de New Order sigue muy presente en cada concierto del grupo, que lo recuerda proyectando a lo grande la frase Forever Joy Division.

Por su parte Sumner, al que se le empiezan a adivinar los estragos del paso del tiempo, no consiguió calentar al público hasta que entonó Tutti Frutti, el primer single de este último disco, que llega diez años después de su último trabajo.

Pero a partir de ahí, la audiencia chilena se rindió al embrujo del pop electrónico de los ingleses y comenzó un ritual que tuvo algo de catarsis cuando comenzaron a sonar los acordes de Bizarre Love Triangle.

"Creo que ésta la vais a reconocer", exclamó antes de desatar la locura el vocalista de New Order, que prácticamente no volvió a interactuar con el público en todo el concierto.

No lo necesitaba para que la gente bailara, saltara, aplaudiera y cantara sus canciones: ventajas de haber estado presente en una página importante de la historia musical del siglo XX.
Para entonces, el espectáculo había alcanzado velocidad de crucero y ya no quedaba nadie sentado en las gradas, que se agitaban al son de los sintetizadores.

La veteranía es un grado y la banda supo bajar ligeramente el ritmo para que el público explotase definitivamente cuando enlazaron el tema de baile más vendido de la historia, Blue Monday, y la eterna Temptation.

Y entonces, New Order soltó la traca final: Sumner complació al público chileno al interpretar dos himnos de Joy Division, como Decades y, por supuesto, la legendaria Love Will Tear Us Apart.

Los británicos, con 40 años de escenario a sus espaldas, tuvieron tiempo de despedirse con Superheated, un tema notable que en el disco nuevo cantan con el vocalista de The Killers, Brandon Flowers, y que sirvió para endulzar la despedida al público chileno, que se fue a casa con un pie en los ochenta y otro en el siglo XXI.

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