Montoya nació hace 52 años en Barrancabermeja y se desempeña como profesor de literatura en una universidad de Medellín. Foto: Diario El Tiempo/ GDA
Es el quinto escritor colombiano que gana el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos. Antes de recibir este galardón, su vida transcurría entre la docencia y la creación literaria.
Por estos días, Pablo Montoya se ha convertido en uno de los escritores más mediáticos de Latinoamérica. En Ecuador no se conoce de su obra pero una en entrevista telefónica con EL COMERCIO confirmó que estará en las próximas semanas en el país para promocionar ‘Tríptico de la Infamia’. Mientras tanto, Montoya bosquejó un retrato de su mundo literario.
¿Cuál es la propuesta literaria de ‘Tríptico de la Infamia’?
‘Tríptico de la infamia’ es una obra que cuenta la historia de tres pintores europeos del siglo XVI (Francois Lemoyne, Francois Dubois y Salomón De Bray) que fueron perseguidos y exiliados.
Sus vidas tuvieron una relación directa con las guerras religiosas que sucedieron en esa época en Francia y Alemania y también con la conquista de América. En esta novela aposté por narrar el pasado de América desde la pintura. La mirada que prevalece en la obra es la del artista plástico, este es un cambio de percepción si pensamos en otras novelas históricas que se han escrito sobre la región en el siglo XVI.
¿Por qué escogió a un trío de pintores desconocidos como los personajes centrales de su obra?
Me interesó el carácter difuminador de sus vidas y por su relación con el descubrimiento de la conquista de América. No son pintores representativos de su época como Durero o El Bosco, de alguna manera, son pintores ‘menores’.
Dubois es uno de los primeros pintores que se acerca desde otra óptica a los aborígenes. En el siglo XVI, la representación del indígena en Europa tenía que ver con lo monstruoso. Al igual que a De Bray y a Lemoyne le di corporeidad. Dejé que los pintores se introduzcan en mí para entender su manera de ver y percibir el mundo.
¿Las artes siempre han estado presentes en su obra narrativa?
Siempre he sido un escritor que se preocupa bastante por los diálogos entre la literatura y otras artes como la música, la fotografía y en el caso de ‘Tríptico de la Infamia’, con la pintura. Es una inquietud que he venido trabajando en varios de mis libros.
En las novelas históricas hay mucho trabajo de investigación, ¿cómo fue el de esta novela?
A estos pintores los encontré en algunos libros y artículos académicos cuando hice mi Doctorado en Literatura en París, en la década de los noventa.
En el 2011 comencé a escribir las primeras páginas de la novela, en el 2012 obtuve una beca de la alcaldía de Medellín que me permitió dedicarme durante cuatro meses a escribir la primera versión.
En el 2013, gané una beca del Servicio Internacional Académico de Alemania, que me dio la oportunidad de estar en Alemania, Bélgica y Francia para avanzar con la novela que la terminé de escribir en Envigado en el 2014.
¿Qué descubrió en este proceso investigativo?
De la mano de estos tres pintores me sumergí en el siglo XVI y descubrí que como la misma criatura humana devastadora, destructora, arrasadora. Como dice mi querido escritor Louis Ferdinand Céline “Los hombres somos una porquería atravesada por un sueño”.
Gran parte de la narrativa colombiana está atravesada por la temática de la violencia, ¿como autor se ha desprendido de esa línea?
El tema de la violencia en Colombia lo he topado en diferentes libros. En mi anterior novela ‘Los derrotados’ hablo sobre el tema. Lo que siempre me ha importado no es dar una voz a los victimarios sino narrar las sensaciones de desamparo y resistencia de las víctimas frente al poder militar.
¿Quiénes son sus referentes literarios?
En un principio tuve una fuerte influencia de Alejo Carpentier. Estudié la relación de la música y la literatura en su obra. Jorge Luis Borges y Juan Rulfo también son otros escritores importantes para mí. Otro escritor que me ha influenciado bastante es el argentino Juan José Saer.
¿En qué medida su trabajo como docente lo ha ayudado en su evolución literaria?
La docencia me ha permitido mantener una postura crítica frente a la literatura colombiana y latinoamericana. Una postura de ensayo literario, de un espíritu de polemizar con el autor y con su texto.
¿Cómo es su proceso de creación literario?
Primero hay todo un proceso de investigación y de tomar notas, Cuando tengo la información totalmente recopilada viene el proceso de escritura. Filtro toda esa información y esos datos a través de la intención y la imaginación literaria.
Luego viene un proceso de corrección que es muy largo. Mis libros los he escrito sin ninguna presión editorial y comercial. Con los cuentos y los poemas en prosa es distinto, ahí juega la inspiración, y el estremecimiento emotivo.
¿Por qué se asombró cuando le comunicaron que era el ganador del Rómulo Gallegos?
Porque soy un escritor poco conocido a escala internacional, no tengo el apoyo mediático y el apoyo editorial fuerte que tienen los otros finalistas del premio. Yo era el más desconocido de los siete. No pensé que el jurado fuera a premiar mi novela porque en Colombia mis libros han pasado desapercibidos por la crítica.
¿Eso muestra que en Latinoamérica hay otros mundos narrativos?
Sí. El año pasado premiaron a ‘Simone’, de Eduardo Lalo. El jurado está apostando por otras formas de literatura. Es importante que se premie a la literatura que tenga calidad, que exprese un sentido poético profundo y coherente, no a la figura mediática.
Pablo Montoya
Trayectoria: El escritor colombiano nació en Barrancabermeja, en 1963. Estudió Filosofía y Letras en la Universidad Santo Tomás de Aquino, de Bogotá. Obtuvo un doctorado en Estudios Hispánicos y Contemporáneos en la Universidad de la Nueva Sorbona, de París. Es docente en la Universidad de Antioquia.