El majestuoso vestíbulo es el eje principal del diseño interior. Foto: AFP
No es novedad. Como todo lo que gira alrededor del arquitecto-ingeniero español Santiago Calatrava, la inauguración parcial de su famoso ‘Oculus’ neoyorquino el 3 de marzo, ha aumentado las opiniones de sus defensores y opositores.
Muchos no dudaron en colocarlo -o volverlo a colocar- en el Olimpo de los genios. Otros tantos, como Michael Kimmelman del New York Times, no tembló para escribir que la estación de Metro diseñada por el valenciano es un disparatado símbolo del exceso. “Si la lección que debemos aprender de este proyecto es que los arquitectos deben tener luz verde para todo y un cliente sumiso, entonces la estación de Calatrava es un desastre para la arquitectura y las ciudades”, escribió.
Según la agencia DPA, algunas personas en Nueva York creen que la fachada se parece al esqueleto de un reptil ya extinguido o de un enorme pájaro, pero la característica y monumental construcción, enclavada en el centro del distrito financiero del sur de Manhattan, alberga una estación de transporte público, un centro comercial y un pasadizo para peatones.
En los alrededores se emplaza el One World Trade Center, el edificio que se levantó tras la destrucción de las Torres Gemelas en los atentados del 11 de septiembre de 2001. No lejos se encuentra, también, el museo subterráneo dedicado al 11-S y la famosa Wall Street. Desde este rincón, la ciudad cosmopolita quiere mostrar al mundo que ha resurgido de sus cenizas.
El propio New York Times bautizó la creación de Calatrava como ‘un fénix ascendente’, mientras que Lois Stevens, quien vende billetes para visitar la estatua de la Libertad apunta: “Yo creo que es un águila”.
Pero ‘Oculus’ no vuela, dice DPA. A la estación bajo tierra llega la gente que trabaja en la ciudad y vive en Nueva Jersey. Asimismo, quienes se trasladan en Metro. Por el momento lo hacen evitando las obras, pero cuando esté listo, el espectacular vestíbulo será el lugar donde todo el mundo querrá hacerse una ‘selfie’.
Kimmelman anota que el proyecto, que costó la disparatada suma de USD 4 000 millones de fondos públicos -el doble de lo originalmente presupuestado- es la decimoctava estación de Metro más transitada de Nueva York.
A primera vista, la arquitectura de Calatrava casi puede hacer que uno se olvide del tremendo elefante blanco que ha sido todo el proyecto. Esa primera mirada hacia arriba, de pie dentro del ‘Oculus’, el corredor principal, lo deja a uno sin palabras, se sincera el periodista.
“Las paredes curvas de costillas de acero se levantan 50 metros como un par de inmensas conchas de almeja hacia un nervio de vidrio, que es el tragaluz del gigantesco corredor. Por supuesto, la nueva y prístina catedral del espacio público de hoy pronto será la sede de otras sucursales de Apple y John Varvatos. En unos meses se abrirán las tiendas. El ‘Oculus’ será alquilado como espacio para eventos. La autoridad necesita recuperar la fortuna que gastará en pintura blanca para evitar que el lugar se vea descuidado de inmediato”.
Además del sobreprecio, explica DPA, que la estación abriese sus puertas casi con diez años de retraso -y solo parcialmente- ha sido una gota más en el mar de polémica que salpica a este arquitecto estrella.
La razón de todas estas incidencias, según estima el New York Times ha sido la visión de Calatrava, quien insistió en espacios internos sin ningún tipo de pilares, en que los operarios trabajasen de forma intensiva y en que se empleasen elementos de acero que solo se fabricaban en el extranjero.
A los gestores del futuro centro comercial todo ello no les ha impedido promocionarlo afirmando que se trata del lugar más atractivo del mundo para hacer compras. La empresa Westfield habla de “renacimiento” y “triunfo”, en referencia a la era tras el 11-S.
Urbanismo
La estación del Metro del World Trade Center fue diseñada por Santiago Calatrava. Se inauguró parcialmente.