Los kichwas unen las cañas de carrizo hasta formar una red que la cubren con numerosas ramas de laurel. Foto: Cortesía Junta parroquial de Natabuela
Con el tradicional retiro del velo, un pañuelo negro, de las manos de una imagen de la virgen, ayer se realizó el levanto del duelo. Con este acto los indígenas de Natabuela, en Imbabura, finalizaron la Semana Santa.
Este pueblo de la nacionalidad kichwa, que habita en Antonio Ante e Ibarra, tiene un profundo arraigo religioso. Es por ello que, desde el Domingo de Ramos, decoran el templo de la localidad. Así explica Raymudo Gómez, alcalde mayor de los indígenas.
Entre las labores está la recolección, en una minga, de 300 carrizos, de las quebradas aledañas y ramas de laurel. Con esos materiales elaboran una red de carrizos, denominada castillo, que va tapizada por la planta de color intensamente verde.
Esta tarea estuvo a cargo de Henry Ramírez y Cecilia Meza, su esposa, y Édgar Tixilima y su cónyuge, Silvia Guzmán. Ellos fueron nombrados priostes o padrinos este año.
Desde el jueves se coloca el castillo en el altar del templo. Ahí están las imágenes que representan a Cristo y los dos ladrones, según dicta la tradición Católica.
Las celebraciones religiosas, al igual que las mingas comunitarias, las organiza el consejo de gobierno del pueblo Natabuela. La directiva está integrada por Miguel Sanipatín, gobernador de este pueblo kichwa; Reimundo Gómez Suárez, alcalde mayor, y seis alcaldes menores.
Las festividades religiosas, como la de Semana Santa, se realizan en coordinación con el sacerdote que dirige la iglesia de la jurisdicción.