Mónica Ojeda, Solange Rodríguez, Paola de la Vega y Natalia Sierra son cuatro mujeres ecuatorianas que buscan la equidad de género a través de la academia. Foto: EL COMERCIO
Lo ven como un día de conmemoración; una fecha que sirve para reivindicar la otredad y la liberación de las relaciones de dominación patriarcal; un día para poner en evidencia la violencia de género que existe en todos los estratos de la sociedad ecuatoriana. En ellas, esta conmemoración viene acompañada de un trabajo sostenido en diferentes áreas de la literatura y las ciencias sociales; una de las tantas formas que las mujeres han encontrado para luchar por la equidad de género.
Para la escritora y poeta guayaquileña Solange Rodríguez Pappe, el ser mujer definitivamente determina un punto de vista, pero no lo condiciona del todo. Ella llegó a pensar que no era conveniente hablar de género en sus relatos porque entonces los encasillarían como ‘literatura de mujeres’.
La docente de la Universidad de las Artes trabaja en un proyecto literario acerca de mujeres y ciudad. Tras una invitación del Municipio de Lima, donde varios autores trazaron un mapa literario de esa capital, entendió que las mujeres casi no han hablado de cómo perciben a las urbes. “La ciudad -dice- parece ser principalmente un espacio masculino, por lo que es importante sumar voces de mujeres ciudadanas”.
En el ámbito académico, Mónica Ojeda Franco (Guayaquil, 1988), Premio Alba Narrativa 2014, con la novela ‘La desfiguración Silva’, ahonda en una investigación sobre literatura pornográfica latinoamericana como parte de su doctorado. La narradora y poeta trabajó como fin de máster en la Universidad Carlos III de Madrid una investigación sobre la disidencia de novelas pornoeróticas, escritas por mujeres en los años 80, en la época de las dictaduras militares.
El erotismo en las historias podía leerse bien como reivindicación de género o clase, dice, en clave política o como una forma de crítica contra los poderes fácticos. En el doctorado amplía la investigación e incluye a escritores masculinos latinoamericanos, de la misma época, quienes también blandieron en sus novelas el erotismo.
Natalia Sierra, socióloga y catedrática de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador ha dedicado su trabajo a tres áreas: en la sociología cultural se ha interesado por las culturas juveniles urbanas y en la sociología política sobre el tipo de estado que se empezó a construir en Latinoamérica a partir de los proyectos progresistas. Hace unos meses, terminó una investigación sobre las nuevas movilizaciones sociales donde enfocó su trabajo en el caso de los Yasunidos y de los jóvenes estudiantes de Chile y México. En el campo de la epistemología, ha investigado sobre la construcción del concepto de salud en la modernidad, una lectura crítica para repensar este ámbito de la vida humana.
Para Sierra, la dominación patriarcal también es visible en la relación entre ser humano y naturaleza. Por estos días, está concluyendo una investigación sobre esta relación, en la que vincula las causas de la crisis civilizatoria y en la que explora la posibilidad de pensar otras relaciones entre la naturaleza y el hombre.
Paola de la Vega, una de las fundadoras de Gescultura y docente de la Universidad Andina Simón Bolívar está a un par de semanas de la presentación de un trabajo de investigación sobre la gestión cinematográfica entre 1977, año en el que se crea Asocine hasta el 2006, año en el que se aprueba la Ley de Cine.
En medio de esta investigación, De la Vega incluyó el capítulo titulado ‘La feminización de la gestión cinematografía’, en la que muestra cómo ciertas prácticas han sido feminizadas, entre ellas las tareas administrativas, las de relaciones públicas y coordinaciones. Tareas que tienen que ver -dice- con la economía de los cuidados y la de los afectos. Cita casos como los de Sebastián Cordero e Isabel Dávalos, el de Gabriela Calvache con Mateo Herrera y el de Ulises Estrella con Mónica Vásquez, una de las primeras directoras de cine del país en la década de los ochenta.
En paralelo, De la Vega trabaja una investigación para su tesis doctoral sobre gestión cultural en el país. Un trabajo que aborda las diferencias entre la gestión local y regional y la gestión anglosajona.
Letras
Paola De la Vega, Solange Rodríguez, Mónica Ojeda y Natalia Sierra son mujeres que desde distintos campos de la investigación intentan mostrar el poder patriarcal
Solange Rodríguez
La escritora guayaquileña ganó el Premio Nacional Joaquín Gallegos Lara, al mejor libro de cuentos, en el 2010, con la obra ‘Balas perdidas’. Es la autora de ‘Desconocer la realidad’, una investigación sobre la literatura fantástica en Ecuador. Es docente de la Universidad de las Artes donde trabaja en un proyecto literario sobre la relación entre las mujeres y la ciudad.
Mónica Ojeda
Trabaja como catedrática de literatura en la Universidad Católica de Guayaquil. La autora guayaquileña ganó el Premio Nacional de Poesía Emergente Desembarco por ‘El ciclo de las piedras’. En el 2014 también ganó el Premio Alba Narrativa por una investigación en literatura pornoerótica escrita por mujeres en la década de los ochenta en Latinoamérica.
Natalia Sierra
Es activista de izquierda, socióloga y catedrática de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE). Sus áreas de investigación se centran en tres ejes: la sociología cultural, la sociología política y la epistemología. Al momento trabaja en una investigación sobre la relación entre la naturaleza y el ser humano y su vinculación con la crisis civilizatoria actual.
Paola de la Vega
Es una de las fundadoras de Gescultura, un colectivo que trabaja en investigación de políticas culturales y gestión cultural. Trabaja como docente en la Universidad Andina Simón Bolívar. A finales de mes presentará un investigación sobre la gestión cinematográfica entre 1977, año en el que se crea Asocine hasta el 2006, año en el que se aprueba la Ley de Cine.