Bryan torres cuenta historias a través de la fotografía. Chula Magazine es su lienzo y la galería Z se ha convertido en su aliado estratégico. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Bryan Torres sabe que detrás de cada escena perfecta hay muchísimo trabajo. Esto no se refiere solo a lo visual, tiene que ver con la construcción de cada cuadro de su carrera como fotógrafo de moda. Tiene 23 años, es de Cuenca y vino a Quito hace cuatro años para estudiar en La Metro.
Para él, la belleza se define por las historias que la piel engloba. Y cree que ahora el público busca una conexión con lo que observa. Un vistazo a su revista de fotografía de moda, Chula, es la prueba de lo anterior.
Su mirada propone imágenes irreverentes y personajes no convencionales para una industria que a escala global se ha caracterizado por ser excluyente y estigmatizante.
Chula fue lanzada en marzo del 2015. Antes de esto, la marca existía como un ‘fanpage’ en Facebook. Allí, Bryan presentaba las colaboraciones y trabajos que realizaba ya en esta línea. El nombre de la página y las fotos que allí se colgaban fueron posicionando a esta propuesta en el medio de la moda local. Fue así que conectó a Chula con su proyecto de tesis, para crear una revista en la cual se muestre una colección de sus imágenes y que también se convierta en un espacio para quienes desarrollan fotografía de moda de forma independiente en el Ecuador.
Micaela Ruiz, de cabello rosado; Carmen Santillán, con rasgos andróginos; y Alegría Miranda (conocida como Siete), una modelo tatuada, fueron algunos de los rostros de la primera edición. En noviembre lanzó la segunda entrega. La periodicidad semestral se explica, pues las ediciones reúnen a artistas, modelos y colaboradores de diferentes ciudades del Ecuador.
La última edición deja un buen sabor de boca; se está dando continuidad a un proyecto que ayuda a construir la industria de la moda en el Ecuador y también ha pulido lo mostrado en la primera revista. El manejo de un concepto que rompe con lo convencional está claro. Se usa el maquillaje como un juego de exploración y la indumentaria es un instrumento para comunicar los objetivos de quienes están detrás de la producción.
Por ejemplo, en el editorial ‘Fresh at the market’ se usa macanas y bolsos de paja toquilla de la marca Las Lolas. En esta serie, que toma lugar en un mercado, se muestra cómo las texturas tradicionales se adaptan a lo contemporáneo, incluso con un tono pop. Un tema que quieren introducir empresas como Las Lolas, que rescatan lo tradicional a través del diseño y la innovación.
Chula #02 contó con la colaboración de Lifestyle Z Gallery, una tienda en la que se venden artículos de diseñadores, artistas y emprendedores locales. Bryan trabaja ahí desde marzo como diseñador gráfico, pero no quería dejar a un lado la revista. El director de la Galería Z, Juan José Ruiz, le propuso combinar los dos proyectos. Así se creó una edición en la que se promueven a unas 10 marcas que exponen en Z y que dieron un pago que cubriría los gastos de la producción.
Los diseñadores de la Galería Z son independientes y proponen la búsqueda de un estilo propio. Estas características se conjugaron perfectamente con los conceptos que Bryan ha manejado desde sus años de estudiante. Si bien admira las propuestas estéticas de estas marcas, les recomendaría que no se basen en tallajes internacionales, sino que hagan estudios de antropometría a nivel local. Esta es una necesidad que ha encontrado debido a su interacción diaria con los clientes de Lifestyle Z Gallery.
La demanda de indumentaria para diferentes tallas y la inclusión de modelos no tradicionales es un tema cada vez más común. Hace un par de años modelos de tallas grandes, con discapacidades o de identidades sexuales no binarias, protagonizan las portadas de las revistas más influyentes de moda o las campañas publicitarias de grandes marcas de moda.
Bryan trae a la conversación a Andreja Pejic, una modelo transgénero que ha desfilado para Marc Jacobs y ha hecho editoriales de moda para Vogue París, entre otras.
La aceptación del cuerpo y de las individualidades que está experimentando esta generación es algo que inconscientemente Bryan ha incluido en sus editoriales de moda. Por ello, cuando se le propone hacer una producción de fotos que celebre las diferencias responde con muchos nombres de modelos que están en el medio ecuatoriano.
Bryan nota que este cambio lo está viviendo la generación conectada, pero espera que con el tiempo deje de ser solamente algo hablado y se convierta en cotidiano.