Jeff Bezos se convirtió en un gurú de la transformación digital en los medios. Foto: Archivo
Los equipos periodísticos de hoy no solo están compuestos por los expertos en información. El avance de las nuevas tecnologías de la comunicación ha cambiado radicalmente los paradigmas al interior de las salas de redacción, las cabinas de radio y las editoras de televisión. Ya no importan solo las noticias, la crónica que ‘olía a calle’ o la exclusiva.
Ahora, la institución llamada periodismo incluye, necesariamente, a los community managers, a los desarrolladores de software, a los marquetineros. En fin, especialistas cuya presencia en los procesos editoriales replantea el oficio mismo de la comunicación para no trabajar exclusivamente las noticias sino también ofrecer contenidos y sobre todo crear comunidad.
Pero la comunidad, como tal, no es única. La gran apuesta del siglo XXI ha sido dejar de lado el generalismo para apostar por la segmentación. De este modo, los públicos logran transitar por contenidos específicos creados para satisfacer intereses particulares.
En este proceso de cambios, los medios de comunicación no pueden construirse únicamente sobre un sólido grupo periodístico de comunicadores. La multidisciplinaridad es, sin duda, la marca del periodismo del siglo XXI . Uno de los rostros más emblemáticos de este cambio es el de Jeff Bezos, el magnate estadounidense de las compras en línea.
Sin experiencia alguna en medios de comunicación, Bezos compró, en 2013, gran parte de las acciones de The Washington Post. Su inversión, que ascendió a los USD 213 millones, causó ciertas dudas en una institución con casi 140 años de historia. En ese instante, los rumores sobre una intromisión en el proceso editorial no se hicieron esperar. Sin embargo, Bezos tenía otros planes: renovar las bases de esta empresa para consolidar su lectoría y expandirse globalmente.
¿Pero cómo podía realizar cambios tan radicales? Pues precisamente adoptando un sistema similar al que tiene en Amazon: noticias frescas, para todo público, en diversos formatos y con entrega inmediata. En un momento en el que grandes grupos editoriales apostaban por reducir su equipo periodístico o dejar de lado plataformas como la impresa, Bezos reforzaba la sala de redacción incorporando especialistas y, así, ofrecer un menú ampliado de contenido.
Mientras el equipo periodístico del Post creció moderadamente, el número de desarrolladores de software contratados para la compañía aumentó tres veces. La cuestión no era dar solamente noticias, sino buscar los formatos para transmitir contenidos. Así se crearon aplicaciones, nuevas plataformas, servicios interactivos y productos paralelos que complementan la experiencia de un lector frente a la información, cercana al concepto del entretenimiento.
Mientras que el lector del siglo XX esperaba una primicia, una crónica o un reportaje sobre un suceso, el lector del siglo XXI espera no solo narraciones sino más experiencias alrededor de la información. Eso implica para los medios poner en escena otros recursos audiovisuales y de interactividad para satisfacer la necesidad de un consumidor que tiene varias opciones para obtener las informaciones.
Como nunca antes, la intensa agenda de cambios en la forma de transmitir el periodismo de The Washington Post es la muestra de una tercera revolución en el mundo de la comunicación. La primera vendría con la aparición de la radio, que en los albores del siglo XX implicó un modo más directo de transmitir la información que la prensa escrita. Después vendría una segunda revolución con la televisión, que con sus transmisiones en vivo llevó al espectador al escenario de la noticia.
Y si bien los medios digitales hicieron su aparición en la década de los noventa, no fue sino en el último lustro cuando el lector virtual se convirtió en una prioridad para los medios gracias a la masificación de las tabletas, los teléfonos inteligentes y los dispositivos de realidad virtual.
La extrema facilidad que tiene la gente para acceder a la información es, por otra parte, el principal desafío para la comunicación. Al respecto, George Brock, profesor de periodismo de la Universidad de Londres, expresó -al analizar el papel que tuvieron las noticias falsas y Facebook en la última campaña por la Casa Blanca– que la tarea de los actuales periodistas es transmitir información auténtica y que dé sentido.
Henry Jenkins, un académico de Estados Unidos experto en medios, señala que estamos en una “cultura participativa”, en el que informador e informado intercambian conocimientos, y así se da paso a la creación de comunidad.
Ese es, precisamente, el mayor cuidado de los medios en un momento de transición entre lectores tradicionales y digitales. No se trata de ofrecer más y más contenido a un público saturado de información, sino filtrar los datos para satisfacer las inquietudes de los distintos públicos y así, progresivamente, crear comunidades, redes, información.