Exposición de esculturas de Howard Taikeff. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Howard Taikeff es un versátil escultor de New York que trabaja con diversos materiales: terracota, acero y madera. Hoy expone diez obras, en formatos pequeño y grande, en un espacio acogedor, la galería Xerrajeros, situada en la calle García Moreno 385, en una esquina del parque de Cumbayá.
La noche del sábado 13 de septiembre, la galería estaba repleta, sobre todo por alumnos del Colegio de Comunicación y Artes Contemporáneas de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), porque Taikeff, de 54 años, dicta allí clases de escultura desde hace 20 años.
El espectador se sorprendía al ver un desnudo de mujer, de apenas 20 centímetros, hecho en terracota –de allí su tono rojizo- aguardando en una mínima silla verde. El artista, un apasionado de su oficio, dijo que la modelo estuvo 50 horas posando. El resultado: una mujer perfecta en su anatomía. Con alambres ha dado forma al cabello y a los gestos del delicado rostro.
Fijado en una pared se aprecia un rostro de un hombre, hecho en altorrelieve, cuyos gestos (arrugas en la quijada y cerca de la nariz) son tan reales que parece que mirara a la gente con sus ojos de tierra cocinada. “Me gusta el estilo clásico, es retroactivo”, apuntó Howard.
Un conjunto de grandes nueve brazos y manos -que expresan diversos signos-, elaborados en acero, lo ha denominado ‘Discurso del pueblo’. Son símbolos sugestivos.
Junto a este conjunto, un péndulo del tiempo (una mano con el índice dibujando en la arena) va y viene como una metáfora de la vida y de la muerte: a pesar del movimiento constante siempre hay un fin.
El pintor Eduardo Villacís Pástor, colega de Taikeff, afirmó que a los dos les interesa mucho trabajar con la figura humana y se identifican con dos materiales: piedra y acero. Calificó de interesante y original a la muestra, en especial a los formatos pequeños.
El largo proceso
Cuando el escultor comienza una escultura amasa la arcilla para que tenga consistencia. El proceso de modelar es largo. “Paso todo un semestre, una vez a la semana, o 40 horas modelando una figura”. Taikeff coloca palitos de madera o alambres para sostener la cabeza, espalda, brazos; luego los retira cuando vacía la escultura.
Durante el proceso de modelar mantiene la escultura bajo trapos mojados y fundas de plástico con el fin de que no se seque y mantenga su plasticidad. Cuando ya está la escultura deja que endurezca un poco y comienza a cortar finas capas con un alambre.
Esculturas de Howard Taikeff. Foto: Galo Paguay/ EL COMERCIO
Primero vacía la cabeza de 8 mm y conecta los dos pedazos raspando líneas en la unión. Así se adhiere mejor aplicando barbotina en la unión, que es agua y arcilla. Sigue bajando por la escultura vaciando y retapando. “Trato de mantener la obra en su posición para no distorsionarla; retoco los cortes y recupero la superficie original; luego coloco bajo fundas para que la pieza se seque y no se trice; cuando está seca la introduzco en un horno de 800 grados celsius; la obra se cocina ocho horas y se enfría en el mismo tiempo”.
Antes de quemar la escultura tiene un tono verde; después, terracota.
Los personajes que le inspiran son marginales: vagabundos, alcohólicos, drogadictos, los sin techo.
Howard Taikeff estudió en Santa Cruz, California, y un año en Venecia. Tuvo su taller en East Village, New York. Dijo que le fascina la escultura por oficio y pasión. No con sentido comercial.
Marcela Slade, directora de la galería, tras destacar el trabajo del escultor, mencionó los horarios de visita: de 10:00 a 13:00, de martes a viernes; y previa cita llamando al 093275871.