Desde este año se podrá acceder a la Cinemateca Digital. Foto: Eduardo Terán/ EL COMERCIO.
En el departamento de Consulta Pública, dos computadores están disponibles para la búsqueda. Petróleo, Rodríguez Lara, Jaime Roldós, campeonato de fútbol, La Tigra, Amazonía… Con las palabras precisas, en la pantalla aparece un listado de documentos audiovisuales.
4 360 archivos audiovisuales y más de 10 000 documentos constituyen el Archivo Fílmico del Ecuador, un proyecto desarrollado por la Cinemateca de la CCE con el objetivo de rescatar, preservar y difundir el patrimonio fílmico del país.
En conjunto, este material se ha convertido en relato y evidencia del pasado histórico del Ecuador, al menos de los últimos 114 años. “Tenemos documentos de 1901 que hablan sobre las primeras proyecciones audiovisuales en el país y registros en video desde 1922”, explica Wilma Granda, directora de la Cinemateca. Largometrajes, documentales, videos caseros, afiches, guiones, libros, notas de prensa son parte de la base.
Entre abril y mayo de este año, el proyecto iniciará una nueva etapa con la inauguración de la Cinemateca Digital. Fabián Cadena, coordinador del área, explica que la idea es habilitar una plataforma virtual a través de la cual los interesados puedan visualizar el contenido del archivo desde cualquier ordenador.
Además, este espacio de difusión tiene una lógica funcional y lúdica, pues los elementos se dispondrán en una línea de tiempo de 100 años, agrupados en lustros.
Alrededor de 300 títulos estarán disponibles de forma gratuita. De modo que cuando un usuario acceda a un video sobre la presidencia de Jaime Roldós -por ejemplo- también encontrará documentos que ubicarán el hecho en su contexto social, económico, cultural y político.
Llegar a este punto ha sido un esfuerzo de 35 años, desde que en 1980 la Unesco y la Federación Internacional de Archivos de Filmes exhortaron a los países miembros a convertirse en salvaguardias del legado audiovisual. Con la creación de la Cinemateca, en 1982, Ulises Estrella, sucedido ahora por Granda, han sido los principales impulsores de los proyectos de difusión.
Tras una etapa de investigación, en 1989 el cine fue declarado como parte del Patrimonio Cultural del Estado y la Cinemateca, su custodio legal. Desde entonces, toda película en cualquier formato filmada en el país por nacionales o extranjeros puede ser considerada parte del archivo.
Cintas de 8, 16 y 35 mm, casetes de Betamax, VHS y formatos digitales provenientes de archivos públicos o colecciones privadas llegan con frecuencia a la Consulta Pública. El año pasado se recibieron cerca de 1 500 bienes.
Hernán Chinchín limpia, revisa, repara y da un diagnóstico sobre el estado de cada pieza. Hongos, rayaduras, desprendimiento de la emulsión, encogimiento de la cinta son algunos de los daños más comunes en el celuloide.
Si el diagnóstico es favorable, la Cinemateca firma un convenio de custodia con el propietario de los archivos, que se conservan en una bóveda climatizada, en el caso del filme, o en estantes, para otro soporte.
El siguiente paso es la catalogación, a cargo de Esteban Castillo. Allí se abre un expediente con la descripción del contenido, año, locación, personajes y otros elementos que faciliten el acceso desde la base de datos.
La preservación del patrimonio audiovisual experimentó un avance con la operación de un FilmScanner, a través de un convenio con el CNCine. Este equipo crea una copia digital de la cinta original, ese material permanece disponible para el uso público.
Con la plataforma digital, Granda asegura que se dará un paso más para una demanda que ha pasado de los 1 900 usuarios en el 2013 a los 2 000, en el último semestre del año pasado.