La nueva Guerra Fría 2.0 agita al mundo

En el Día de la Victoria, el 9 de mayo, Rusia exhibió los poderosos Sukhoi SU-27. Las diferencias entre los presidentes Barack Obama (i.) y Vladimir Putin se ahondan (foto arriba). Foto: AFP

En el Día de la Victoria, el 9 de mayo, Rusia exhibió los poderosos Sukhoi SU-27. Las diferencias entre los presidentes Barack Obama (i.) y Vladimir Putin se ahondan (foto arriba). Foto: AFP

En el Día de la Victoria, el 9 de mayo, Rusia exhibió los poderosos Sukhoi SU-27. Foto: AFP

El primer ministro de Rusia, Dmitri Medvédev, fue el primero en mencionar abiertamente, en un foro realizado en Múnich en febrero pasado, que “hemos ingresado en una nueva Guerra Fría”. Allí también planteó una cuestión nada retórica: “A veces, pienso, ¿estamos en 2016 o en 1962 (...)?”.

Pero el delfín político de Vladimir Putin luego matizó sus declaraciones. Señaló que la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) es la que conduce a Moscú hacia una confrontación que recuerda la sostenida por Occidente y el bloque soviético entre 1945 y 1991, año este último en el cual colapsó la extinta URSS.

Con su referencia a 1962, Medvédev aludió a la ‘Crisis de los misiles’, uno de los episodios más calientes de la Guerra Fría. En octubre de ese año, Moscú y Washington estuvieron al borde de una confrontación nuclear, luego de que la segunda detectara lanzaderas de misiles soviéticos en el territorio de Cuba, gobernada entonces por el comandante Fidel Castro.

Sin matices de por medio, el periodista estadounidense David Martin se muestra convencido de que el planeta se enfrenta ya a los efectos de una nueva Guerra Fría 2.0.

En efecto, con la producción de Mary Walsh, Martin sacó al aire un revelador reportaje que, sin casualidades de por medio, precisamente se titula ‘The New Cold War’ (‘La nueva Guerra Fría’). La cadena CBS exhibió el programa, de 60 minutos de duración, el ­pasado domingo.

Una de las conclusiones que el espacio saca en limpio es que Washington y Moscú mantienen poderosos arsenales nucleares, que serían suficientes para destruir a toda la humanidad. Y, lo peor: “Ahora la nueva Guerra Fría se está gestando cuando ambas partes desarrollan armas más sofisticadas y precisas”. Es decir, se reactivó la carrera armamentista, que fue uno de los principales ingredientes de la confrontación ideológica que Occidente y la URSS libraron la centuria pasada.

Entre los arsenales poderosos que poseen los estadounidenses se halla el USS Kentucky, un submarino nuclear del tamaño de dos campos de fútbol, que es capaz de transportar unas 200 ojivas atómicas y, según la descripción del especialista de la CBS, “es la maquinaria de destrucción más letal de las fuerzas de EE.UU.”.

Con unos argumentos in­cluso más duros que los de Martin, el analista estadounidense Stephen Cohen también defiende la tesis de una nueva Guerra Fría, que pudiera resultar más peligrosa que la anterior.

En una entrevista con el periódico alemán Taz, el experto en temas referidos a Rusia advierte que “durante la primera Guerra Fría hubo reglas de conducta estabilizadoras. A veces se rompía una regla, por ejemplo cuando (el líder soviético Nikita) Jruschov en 1962 llevó los misiles a Cuba, pero en general se respetaron las reglas. En la actual, no hay reglas; hay actores fuertes fuera de control”.

Las diferencias entre los presidentes Barack Obama (i.) y Vladimir Putin se ahondan. Foto: AFP

Cohen, asimismo, alerta que algunos de los países más poblados del mundo están esencialmente unidos detrás de Rusia: China, Irán, la India... “No podemos aislar a Rusia. Esta Guerra Fría se está convirtiendo más internacional cada vez. Y hay otro malentendido, cuando se dice que Rusia es más débil que la Unión Soviética (...) Y no hay que olvidar que este conflicto podría convertirse muy rápidamente en uno atómico”, anota.

Tanto Martin como Cohen se pronuncian así cuando se configura un escenario cada vez más hostil entre EE.UU. y Rusia, que se evidencia con claridad en los conflictos que azotan a Siria y al este de Ucrania. Y que también se refleja en el controversial caso de la península de Crimea, que Moscú reintegró a su territorio bajo el argumento de que históricamente le pertenece.

El creciente distanciamiento entre las potencias, asimismo, se evidenció el 7 de septiembre. Ese día, como en los viejos tiempos de la batalla del siglo XX, tuvo lugar un peligroso incidente entre aviones de combate de los dos países.

El Pentágono denunció que un cazabombardero ruso efectuó una “maniobra peligrosa” de aproximación a un avión de vigilancia P-8 Poseidón de la Armada estadounidense, sobre el mar Negro. El episodio duró 19 minutos. El caza ruso, un Sukhoi SU-27, se acercó a solo tres metros del P-8 Poseidón. El SU-27 es catalogado como uno de los mejores aviones de combate del mundo.

El del 7 de septiembre fue el cuarto lance militar de este año entre ambos países. En uno de ellos, el 13 de abril, dos aviones rusos SU-24 efectuaron vuelos rasantes sobre un buque de la Marina estadounidense, en aguas del mar Báltico. Días después, el 30 de abril, un RC-135 del Ejército estadounidense que realizaba un vuelo igualmente sobre el Báltico fue interceptado por un SU-27 ruso. Este efectuó también una ‘maniobra peligro­sa’, según el Pentágono.

Ya en enero, el Pentágono admitió que un avión de combate de Rusia había interceptado una aeronave espía de EE.UU. que sobrevolaba el mar Negro.

Adicionalmente, en el portal ruso Svobodnaya Pressa (Prensa Libre), Alexandr Shpunt, director del Instituto de Análisis Político, señala que en Occidente, hace tiempo ya no se discute si la nueva Guerra Fría empezó o no. “La situación en Siria demuestra claramente su existencia”, señala en torno a las profundas diferencias entre la Casa Blanca y el Kremlin. Ambos se hallan muy lejos de un acuerdo para ‘revivir’ una frágil tregua en el país árabe, que es azotado desde el 2011 por una guerra civil que se ha cobrado más de 300 000 vidas.

Sentimiento anti-EE.UU.

Como en los tiempos de la primera Guerra Fría, la mayoría de los rusos tiene en la actualidad una opinión muy crítica de EE.UU. Al menos así lo señala una encuesta que fue publicada en semanas anteriores por el diario inglés Financial Times, a propósito de los desencuentros entre los presidentes Barack Obama y Putin.

El 71% de los entrevistados dijo que su sentir sobre EE.UU. es “básicamente malo” o “muy malo”. El resultado refleja el sentimiento más antiestadou­nidense desde que el instituto Levada empezó a realizar este tipo de consultas en 1990.

Suplementos digitales