Guayaquil, un gran set para la nueva película de Sebastián Cordero

Un cerro en Monte Sinaí, es una de las locaciones de filme sobre las invasiones. Gabriel Proaño / EL COMERCIO

Un cerro en Monte Sinaí, es una de las locaciones de filme sobre las invasiones. Gabriel Proaño / EL COMERCIO

Un cerro en Monte Sinaí, es una de las locaciones de filme sobre las invasiones. Gabriel Proaño / EL COMERCIO

El tono azulado del día apenas raya sobre las montañas, detrás de Cerro Blanco. En el sector de Tres Bocas, en los confines del Guayaquil urbano, aún reina la oscuridad. Pero la actividad comienza a las 05:00 en un descampado al lado de una casa de caña, en la cima de la colina.

Decenas de técnicos con linternas sujetas a la frente se internan con cajas, hierros y lonas a un sembrío de maíz. Otros arman carpas y mesas. Los que sirven el desayuno llevan también linternas de minero en la cabeza. El equipo de rodaje de ‘Sin muertos no hay carnaval’, desayuna en la semioscuridad entre el canto de gallos, aves y chicharras.

La nueva película de Sebastián Cordero, que gira en torno al tráfico de tierras, tiene como una de sus locaciones a un epicentro de las invasiones, la cooperativa Voluntad de Dios, sector de Monte Sinaí, al noroeste de Guayaquil.

En la cinta una invasión es el foco de conflicto entre dos familias que se disputan la propiedad de la tierra, un traficante que saca provecho de la situación e invasores, entre los que surge una historia de amor.

El director ecuatoriano define la cinta como una película de lugares, de atmósferas, un retrato de la ciudad en la que más ha filmado. “Quiero hacerle justicia a Guayaquil dentro de la estilización que representa esta historia y del realismo, que también lo tiene. (…) Pero finalmente la ciudad esta ahí como un reflejo de los personajes, y es ahí donde está toda la fuerza de la película”.

La producción ha filmado en el Edificio El Fortín, junto al Malecón, en la urbanización Tennis Club de Samborondón, en el Barrio del Astillero y en el Puente de la Unidad Nacional. El filme se seguirá rodando en el Guasmo Sur, el Estero Salado, el estadio Modelo y el cerro del Bim Bam Bum.

En la producción participa un centenar de personas. En la jornada del pasado jueves intervino más de una docena de vehículos y seis baños portátiles fueron instalados en las calles destapadas de la barriada.

Desde las 06:30, mientras el equipo de producción instalaba rieles en una colina, entre un cultivo de maíz y de maní, Cordero coordinaba los movimientos con su director de fotografía y camarógrafo, el mexicano Tonatiuh Martínez y con el asistente de dirección, el también mexicano Manuel Hinojosa, que pedía afectar lo menos posible las matas de “cacahuate”.

Cuando Cordero le indicó al camarógrafo que al final quería una toma desde el punto alto más distante, el mexicano contestó con respeto casi militar. “Así será señor”.

Los rieles, el dolly y la grúa para cargar al camarógrafo quedaron instalados cerca de las 08:00, cuando comenzaron a ensayar los movimientos. Primero la cámara sigue a tres miembros del equipo de producción, los actores aparecen poco después y ensayan en seis ocasiones la ‘coreografía’ de la escena y los diálogos, antes de empezar a grabar.

A excepción de Andrés Crespo, que aparece con el pelo ‘colorado’, y viste camisa manga larga, los otros tres actores parecen exploradores con chalecos y sombreros de cazadores.

Crespo, coguionista de la historia, interpreta al traficante de tierras. En la escena observa junto a los propietarios la extensión que quieren liberar.

El artista guayaquileño Daniel Adum, el mexicano Erando González y el actor local Víctor Aráuz interpretan a los dueños del terreno.

A las 09:00 están listos para comenzar a grabar las dos escenas del día, en una jornada que se extenderá por 12 horas.

Acostado en una hamaca el traficante espera a los dueños de la propiedad, los sale a saludar y los conduce al lado de la colina donde se observan a lo lejos las calles polvorosas entre hileras de casas de caña.

- ¿Cuántas familias hay aquí abajo? – inicia la conversación con una pregunta el personaje de González.

- Unas 150, tenemos cuatro hectáreas, pero nos estamos expandiendo para allá abajo –dice el que interpreta Crespo.
Cuando le hablan de recuperar los terrenos, el ‘traficante’ salta con una respuesta:

- Recuperar no es el verbo, pues presidente. Estas tierras las encontré abandonadas mi viejo, y las recuperé yo pues…

Crónica 

El filme ecuatoriano retrata la ciudad y se rueda en un epicentro del tráfico de tierras

En contexto

Las ocho semanas de rodaje de ‘Sin muertos no hay carnaval’ comenzaron el pasado lunes 16 de marzo. Serán, en total, 44 días de filmación. La película, que es una coproducción ecuatoriano-mexicana, llegará a las salas de cine a mediados del 2016.

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