Guayaquil mira sus historias de esclavitud

‘Señora Principal con su negra esclava’, pintura del artista ecuatoriano Vicente Albán hacia el año 1725. Foto: Museo de Ciencias Naturales de Madrid

‘Señora Principal con su negra esclava’, pintura del artista ecuatoriano Vicente Albán hacia el año 1725. Foto: Museo de Ciencias Naturales de Madrid

‘Señora Principal con su negra esclava’, pintura del artista ecuatoriano Vicente Albán hacia el año 1725. Foto: Museo de Ciencias Naturales de Madrid

Mercedes Iglesias, esclava vecina de Guayaquil, solicitó en 1850 ante el gobernador de la provincia su deseo de ser declarada libre denunciando que su ama Francisca Barreiro y Burgos le daba malos tratos.

El expediente histórico de su denuncia cita sus emotivas palabras: “Felizmente solo han quedado noticias tristes del poderío que ejercían los antiguos romanos sobre la desgraciada clase de los esclavos. Ya no es el tiempo en que los señores tienen el derecho de vida y muerte, y como un acto contrario a la naturaleza se halla reprobado”.

La historia de Mercedes hace parte de la exposición documental Alzaron sus voces, que recopila 21 juicios que forman parte del Fondo de Manuscritos del Archivo Histórico del Guayas (AHG), y que han sido transcritos e interpretados por el historiador Ezio Garay Arellano, miembro de la Academia Nacional de Historia.

Iglesias dijo que fue esclava del señor Juan Romano, su nueva dueña la señora Barreiro la sacó de donde su primer amo con la condición de dejarla libre dentro de dos años, pero en cambio soportó de ella una “conducta dura y agria”, llamando a sus criados “irracionales”. La esclava fugó y al capturarla la tuvieron presa en la cárcel pública de hombres y sin pasarle alimentos, una obligación de los amos en la época.

“El expediente está incompleto, no se sabrá qué pasó entre doña Francisca Barreiro y Mercedes Iglesias, lo más probable es que alcanzara la libertad porque al año siguiente, el 25 de julio de 1851, el general José María Urbina y Viteri decretó la abolición de la esclavitud en la República del Ecuador”, apunta Garay. La Ley de abolición se expidió el 27 de noviembre de 1852 por mandato de la Junta Protectora de la Libertad de los Esclavos.

La muestra de grandes láminas impresas, con las historias de los reclamos por la esclavitud en Guayaquil, exhibida en las paredes del auditorio de la institución se mantiene en exhibición todo este mes.

Delia María Torres, directora del AHG, indicó que la exposición responde a la celebración del Decenio Internacional para los Afrodescendientes, Capítulo Ecuador, que se puso en marcha 16 de febrero del 2016. El decenio declarado por Naciones Unidas (2015-2024) tiene como objetivo fomentar justicia, reconocimiento y desarrollo para la diáspora africana, y persigue la reparación histórica para esta población.

La muestra también incluye ejemplos que la historia registra de afrodescendientes que por sus oficios se ganaron el respeto de la sociedad y ese hecho les permitió obtener su libertad, como María del Tránsito Sorroza, comadrona llamada popularmente como “manos de seda” por su habilidad para atender partos.

Otro de los juicios es el de Jacinto Santos, esclavo que interpuso una demanda en 1826 para obtener su libertad por haber servido a la patria en los ejércitos de la República.

Ignacio Coello, dueño de Santos y quien lo había vendido en 300 pesos al Estado, quiso deshacer la venta alegando “que había estado poco tiempo de soldado”. Se desconoce la suerte que corrió Jacinto, pero Garay destaca el respaldo que las autoridades militares y civiles le ofrecieron para que fuera libre.

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