Su trabajo es proteger bosques, páramos, parques nacionales y áreas protegidas del mundo. Son los guardaparques, que hoy celebran su día.
En el Ecuador hay 475 de ellos distribuidos en las 50 áreas protegidas del país. Su función se cumple a través de continuos patrullajes terrestres y acuáticos en los que controlan la actividad de los pobladores, de los campamentistas, de los concesionarios de aprovechamientos forestales.
También se encargan de fiscalizar las actividades de la pesca deportiva; informan, asesoran y auxilian las imprevisibles emergencias que los visitantes y los pobladores puedan tener.
Actualmente en el país se ejecuta el proyecto Aula verde, el cual busca capacitar a estos guardianes. Eso con el fin de mejorar los procesos de conservación y administración de los sitios protegidos del país.
Con esa iniciativa, en el 2012, 24 guardabosques, entre ellos dos mujeres, iniciaron un proceso de capacitación que duró un año. En ese tiempo, ellos recibieron clases de planificación de proyectos, administración de recursos, manejo de conflictos, educación ambiental, conservación y biodiversidad, cambio climático, manejo de visitantes y primeros auxilios.
Augusto Granda es uno de ellos, trabaja en la Reserva Ecológica Antisana. Tiene tres hijos. El mayor, Steven, de nueve años, dice que cuando sea grande quiere ser biólogo. El anhelo empezó hace un año, cuando su papá lo llevó hasta la reserva que custodia y le mostró el trabajo que realiza. “Durante las caminatas vimos cóndores, conejos, curiquingues y un puma que saltó desde un lado de la carretera al otro”.
Todos los guardabosques nacionales trabajan con la modalidad cinco, dos. Es decir que los primeros cinco días de la semana laboran dentro de la reserva que cuidan y que regresan a su casa el fin de semana.