Graves alteraciones causadas por el ser humano resultan hoy las mayores amenazas contra la estabilidad del planeta. El calentamiento global, la generación de millones de toneladas de basura, la destrucción de los bosques y la pérdida de la biodiversidad, la desertificación de los suelos y las manifestaciones extremas del clima son cada vez más acentuadas.Así, en medio de ese panorama desalentador, hoy se recuerda el Día Mundial de la Tierra. En diversas regiones del planeta se tiene previsto un sinnúmero de actos de recordación. Unos aprovechan para impulsar iniciativas como el reciclaje, otros se dedican a tareas de reforestación y más.
Sin embargo, los defensores de la Tierra insisten en que sin la voluntad de los gobernantes sobre un acuerdo mundial no hay salida. Tras el fracaso de la Cumbre Climática de Noruega, se espera que este año haya un entendimiento para reducir las emisiones de gases y otras acciones.
El planeta se calienta más
Los expertos en cambio climático aseguran que la temperatura global promedio subió en 07ºC, en los últimos 100 años. Pero si no se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero, en especial de dióxido de carbono (CO2), un panel de expertos de Reino Unido calcula que aumentaría entre 2 y 4ºC hasta el 2100.
Estos gases se producen por el consumo de derivados de petróleo en transporte e industria, destrucción de bosques y otros. Ya en la atmósfera destruyen la capa de ozono, (un filtro para los rayos solares ultravioleta) y se convierten en una barrera que frena el regreso de la radiación solar hacia el espacio. Esto hace que la temperatura suba.
Un informe del 2009 del Banco Mundial determinó que ya para el 2006, Estados Unidos y China tenían las mayores emisiones: cerca de 6 000 millones de toneladas de CO2 anuales.
Luis Cáceres, experto en cambio climático, enumera que los impactos van desde retroceso de glaciares hasta huracanes, inundaciones y sequías con, al menos, 150 000 muertes cada año. Por eso se insiste en la necesidad de un acuerdo mundial para reducir las emisiones y evitar que la salud de la Tierra empeore.
La basura sale por toneladas
El planeta se ahoga en verdaderas montañas de basura. Bajo un consumismo desmedido, se generan desperdicios en grandes cantidades: envolturas plásticas, artefactos eléctricos, ropa, maquinaria y más.
Solo en Ecuador, cada día se generan alrededor de 5 500 toneladas de basura, según los cálculos del ambientalista Juan Manuel Carrión, en su documental ‘La Huella Ecológica’. De las 1 800 toneladas diarias que se producen en el Distrito Metropolitano de Quito, el 13,88% corresponde a desechos plásticos.
Los defensores de la Tierra insisten en que la basura plástica está entre las más dañinas. Esta demora entre 100 y 1 000 años en desintegrarse.
Al respecto, el blog Nuestro Clima cita que cada año se arrojan al mar más de 10 millones de toneladas de desperdicios plásticos. Eso hace que miles de especies marinas se mueran atragantadas con plásticos.
Sin una tradición de reciclaje, todos los residuos: orgánicos, plásticos y otros van al botadero. Toda esa mezcla resulta una verdadera fuente de contaminación ambiental. Pues en el momento de la descomposición orgánica, se produce el gas metano, uno de los principales contaminantes.
Menos bosques y biodiversidad
Cada año se pierden cerca de 13 millones de hectáreas de bosque tropical -un área similar a toda
Nicaragua- en el planeta. Y en Ecuador, la reducción anual de bosques se calcula en 198 000 ha.
Según la organización Global Canopy Programme (GCP), esta reducción se debe a la demanda de madera como materia prima o porque el bosque resulta una fuente de sustento para las comunidades. Además, para dar paso a zonas de cultivo o pastoreo y para los asentamientos humanos.
GCP calcula que alrededor del 90% de los recursos forestales constituye el 90% de las fuentes de subsistencia de 1,2 billones de personas. Aparte son el hogar del 90% de la biodiversidad terrestre.
La deforestación implica serios daños. Aparte de que se acaba con una fuente que absorbe las emisiones de CO2, al destruir los árboles se deja escapar el CO2 que guardaban en su interior.
Además, la diversidad de insectos, aves y animales pierde su hábitat. En la Amazonía ecuatoriana, por ejemplo, la explotación petrolera y la tala ilegal de bosques han hecho que monos, sahínos y otros se refugien en zonas recónditas. Incluso han puesto en serio peligro la supervivencia de los tagaeri y taromenane, pueblos que aún viven en aislamiento.
Las sequías e inundaciones
Los fenómenos climáticos extremos son cada vez más frecuentes. Mientras unas regiones en el planeta soportan inundaciones, tras lluvias con intensidades nunca antes vistas, otras afrontan sequías dramáticas. Esto último ocurrió, por ejemplo, en regiones de Paraguay y Bolivia, que antes no las habían experimentado.
Este comportamiento inusual del clima hace que millones de personas sufran graves consecuencias. El Grupo Internacional sobre Migración y Justicia Climática calcula que hay entre 25 y 50 millones de personas desplazadas cada año ante los desastres climáticos. Para el 2 050 se cree que se llegaría a 250 millones.
Dania Quirola, experta en cambio climático, asegura que la gente del sur de Loja está entre los primeros damnificados por las sequías extremas en el país.
Estas sequías cada vez más acentuadas hacen que se pierdan miles de hectáreas de cultivos. Incluso ha agravado la desertificación de los suelos y la marcada escasez de agua dulce, esto en especial en África. Investigadores españoles creen que el Mediterráneo es una de las zonas con más posibilidades de que se convierta en un desierto. En similar peligro está al menos el 38% de la superficie terrestre.