Marco Arauz
Subdirector
¿Cómo se ve Ecuador en el mundo? La respuesta pasa necesariamente por la visión política del Gobierno y su Presidente. De hecho, en la campaña para las elecciones presidenciales y legislativas de este año, el discurso oficial defiende la continuidad de un proyecto que ya ha durado seis años pero que mantiene señales confusas sobre la globalización.
El Gobierno está empeñado en mejorar la red vial y la conectividad, y se constatan grandes avances en infraestructura energética. A los esfuerzos para asegurar condiciones básicas para las embarazadas y los niños en sus primeras etapas hay que sumar los planes de reforma educativa, con énfasis en la tecnología y la universidad.
Si se están cumpliendo los postulados básicos para atraer la inversión externa y para asegurar en el mediano plazo los recursos humanos que pudieran responder a las necesidades de un país que se mira como parte del mundo, ¿cuál es el talón de Aquiles del modelo?
Hasta ahora no se ha logrado una mejora real de la producción local. Los gestos para el inversionista privado, a diferencia de lo que ha sucedido con las empresas de Estados amigos, no son auspiciosos. Y hay resistencia a firmar acuerdos comerciales como los que ya suscribieron nuestros vecinos.
El gran pasivo proviene de lo político. El asistencialismo basado en grandes ingresos petroleros pero que no es productivo se conjuga mejor con un estado controlador que con una economía abierta.
Alianza País, además, se ha encargado de convertir su política interna en su política exterior. La simpatía con el llamado socialismo del siglo XXI traza la cancha. Pero si realmente cree que la vía es la globalización, el Ecuador debe volverse más pragmático.