La cinta combina drama, terror y ciencia ficción. Foto: https://outnow.ch/
En el ejercicio de la medicina, el uso del término anglosajón ‘Flatline’ proviene de la línea continua que aparece en el monitor cardiaco de un paciente, cuando este ha muerto.
En la sala de un hospital, esa línea define la diferencia entre la vida y la muerte. Una frontera inevitable para todos, pero que muy pocos han tenido la suerte de cruzarla de regreso. Esa es la idea alrededor de la cual se construye la historia de ‘Flatliners’ (‘Línea mortal: al límite’, en español).
Video: YouTube, cuenta: SonyPicturesLatam
Una película que aparece en la cartelera de este fin de semana como un remake del filme de 1990 dirigido por Joel Schumacher y con unos jóvenes Kevin Bacon y Julia Roberts, en pleno ascenso.
El danés Niels Arden Oplev, autor de la versión europea de ‘Millenium: los hombres que no amaban a las mujeres’, es el director de esta nueva versión cinematográfica, que además es su segundo largometraje en suelo norteamericano.
El filme retoma el argumento de su predecesora, con cinco estudiantes de medicina que deciden utilizar sus conocimientos y los implementos médicos a su alcance para, uno a uno, provocarse un paro cardiorrespiratorio por unos minutos, para monitorear la actividad cerebral y luego ser reanimados por sus compañeros.
Un arriesgado experimento con el que esperan desentrañar el misterio que se oculta más allá de la vida. Una idea muy cuestionable, desde el punto de vista ético y moral, en la vida real, pero muy original y tan provocativa para el cine, que ha convocado la participación de Diego Luna, Ellen Page, Nina Dobrev, James Norton y Kiersey Clemons para darle vida a los cinco aprendices galenos. Elenco al que se une Kiefer Sutherland, uno de los estudiantes en la cinta original y que ahora se incorpora como el Dr. Barry Wolfson, jefe de los residentes.
Actores cuya experiencia apenas alcanza para salvar la interpretación de unos personajes con un tratamiento muy ligero, sin contar con el exceso de años de Luna, Page y Norton, como para fingirse estudiantes universitarios.
Lo que empieza a desarrollarse como un drama de suspenso psicológico pronto toma el camino del terror paranormal, cuando las experiencias con la muerte, lleve a los protagonistas a enfrentarse con los pecados de su pasado, que vuelven en forma de espectros sobrenaturales.
El remake no logra superar la obra original y reincide en una historia ambigua, que no termina de definir su género, y que tampoco le imprime la fuerza necesaria al desarrollo de sus personajes ni a un guión que se ahoga en la superficie. No se preocupa por ser creíble pero busca provocar un entretenido momento de miedo.