Un grupo de investigadores identificó un nido de cóndor en una quebrada en el sector de Itulcachi, en Pifo. Foto: Cortesía Juan Manuel Carrión
La presencia de un nido de cóndor en una quebrada de Quito puso en el foco de atención la conservación que se debe dar a estos espacios para preservar a las especies que los eligen como sus hogares.
En el Distrito Metropolitano ya se está llevando a cabo un programa para la recuperación integral de las quebradas, a través de la cooperación con la comunidad.
Gustavo Mosquera, coordinador de Áreas Protegidas en la Dirección de Patrimonio Natural de la Secretaría del Ambiente, explica que se han identificado 183 quebradas afectadas por los centros poblados. Estas tienen rellenos, casas en su interior y son usadas como botaderos de basura o para descargas ilegales de aguas servidas.
De estas quebradas, se hizo una selección de 33 que podrían entrar en un proceso de recuperación. Para elegirlas, se analizó que no sea necesaria la implementación de obras de infraestructura “extremadamente costosas”, que tenga apoyo comunitario y que no estén totalmente afectadas.
Mosquera explica que las quebradas son un refugio de flora y fauna importante. En estas se pueden encontrar plantas medicinales y frutales que no existen en otras zonas.
El cóndor y otras aves son un ejemplo de cómo las especies viven en las quebradas. Además, son un corredor natural por el que se mueven animales, como el lobo de páramo, el puerco espín, el conejo y animales que aseguran la dispersión de semillas. Hasta ahora, se ha trabajado en siete espacios de quebradas del Distrito.