En ‘La Ciudad de la Mujeres Innobles’ participan 25 artistas y varios de sus hijos. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
Mujer innoble: mujer que ha decidido hacer su propia vida; mujer que sabe cuándo decir no; mujer que no acepta lo injustificable ; mujer que defiende a sus hijos; mujer que a pesar de la violencia que sufre a diario sigue luchando para que el mundo cambie.
La resignificación del adjetivo innoble, una palabra que según la Real Academia Española significa todo lo que no es noble, es decir honroso y estimable, se convirtió en el detonante para la puesta en escena de ‘La Ciudad de las Mujeres Innobles’, la obra dirigida por Rosa Amelia Poveda.
Esta pieza, que conjuga la danza, el teatro, la música y la estética del cine, pone en escena a 25 mujeres ‘innobles’, entre ellas Andrea Fierro, Susana Nicolalde, Nadinka Flores, Jacqueline Villavicencio y Denise Neira y está montada a partir de tres ejes: la violencia de género, la ciudad como espacio escénico de experimentación y la participación ciudadana.
La violencia -dice Poveda- se construye desde la palabra. “Es la herramienta que permite construirla y normalizarla. En el país cuando una mujer pide justicia o hace algo que no está dentro de lo convencional es descalificada y para eso se usan adjetivos zoologizantes”.
En ‘La Ciudad de las Mujeres Innobles’ esos adjetivos son transformados y resignificados a través de la puesta en escena. Uno de los elementos estéticos que usan para este ejercicio es una máscara transparente con la figura de un perro.
Con esta máscara en la cabeza y unos impermeables de colores que cubren su cuerpo se mueven por todos los espacios del teatro. Algunas interpretan a ciertos personajes y otras simplemente tratan de interpretarse a sí mismas.
Fierro, por ejemplo, es Manuela Sáenz, una mujer innoble, ‘la más innoble -dice- de todas las mujeres’. En esta caracterización busca recuperar la figura de una mujer que generalmente es recordada por su vínculo sentimental con Simón Bolívar y no porque se fue en contra de los cánones sociales y religiosos de la época.
Otro de los personajes es la Virgen de Quito interpretada por Villavicencio. Para ella la imagen de la mujer virginal sigue funcionando como un mecanismo de opresión hacia las mujeres.
Se sigue manteniendo la idea de que para que una mujer sea feliz -dice- tiene que estar dispuesta a soportarlo todo. “Nos estamos olvidando lo que está oculto en este tipo de figuras y seguimos aceptando todo como natural”.
Neira, al igual que muchas de las mujeres que están en escena, se interpreta a sí mismo. Una bailarina que combina su tiempo de ensayo y presentaciones con su rol de madre. Las mujeres que participan en esta obra concuerdan en que la maternidad es vista por las instituciones culturales como una barrera para el trabajo de las artistas. “Cuando tienes hijos la sociedad te pone trabas para seguir avanzando”, dice.
Para mostrar que esta realidad puede ser modificada, en esta obra se incluyó la participación voluntaria de varios de los hijos de las artistas. Niños que desde que empezó el montaje de la obra, en mayo, han acompañado a sus madres en los ensayos. Poveda sostiene que no podían dejar a los niños por fuera porque ellos, a su manera, se convirtieron en parte del proceso creativo.
‘La Ciudad de las Mujeres Innobles’ se presenta este sábado 7 y domingo 8, a las 19:00, en el Teatro Bolívar (Espejo y Guayaquil). La entrada general cuesta USD 10. Las personas que quieran ganar una entrada gratuita pueden participar en el concurso que están realizando en Facebook.
La directora
Rosa Amelia Poveda
La coreógrafa y bailarina ecuatoriana ha presentado sus trabajos en México, Alemania, Francia, Rusia y España.