El mercado ya no representa al Quito tradicional y toda la vivencia que ocurría dentro de sus paredes. La destrucción de este, a causa de un terremoto, obliga a las caseras Charo, Meche, Lucha y Nachita a salir al mundo que va más allá de lo moderno. Así se inicia la película dirigida por Carl West, ‘Zuquillo Exprés’.
La sala estaba abarrotada y las 220 personas que caben en ella se hermanaron a través de la sonrisa que cada escena causó en los espectadores. “Mira, el Jalal”, dice una chica a su pareja cuando hizo su aparición el presentador del programa ‘Vele, vele, vele’.
El coyotero es el personaje que Jalal Dubois interpreta y a pesar de tratarse de un individuo aprovechador, no dejó de causar risas en todos los asistentes.
“Te das cuenta que hay mucha propaganda”, es el suave reclamo que se logra escuchar en la oscuridad de la sala y hace referencia a la serie de productos de los auspiciantes que aparecieron al principio de la cinta ecuatoriana.
Pero la desgracia también acompaña a cada uno de los personajes y se oyó una exclamación, casi generalizada, de tristeza cuando Nachita descubre que fue víctima de un robo en su casa. La pena se mezcla con el humor y la solidaridad del amigo no se mezquina en los momentos de dolor y desencanto.
La devoción fluyó por los labios de una abuela que se dio cuenta de la imagen de Santa Rita, que aparece en la película. La señora y sus dos nietos asistieron a la proyección fílmica porque son aplicados televidentes de la serie.
La tradición católica quiteña y, por qué no, ecuatoriana, también se observó en la gran pantalla. En la cinta, las protagonistas acuden al milagro como señal de fe.
Eduardo ‘Mosquito’ Mosquera, Jaime Enrique Aymara y otros artistas ayudaron a ‘Las Zuquillo’ a que Viviana Sánchez saliera satisfecha al terminar el film de West.
“Un goce” fue la expresión de esta cuencana cuando calificó el trabajo de las actrices Tannia Salas (Lucha), Marcela Campos (Nachita), Mabel Cabrera (Charo) y Martha de Salas (Meche).
Los espectadores de las siguientes funciones del fin de semana serían testigos de la vivencia diaria de los ecuatorianos, cargada de aventura y humor.