Devolver a la moda su capacidad para hacer soñar fue el objetivo de la colección otoño-invierno de Lanvin presentada en la Semana de la Moda de París, cuyo compromiso con la alegría y la evasión fue compartido también por Manish Arora.
“En la moda siempre hemos sido una fábrica de sueños y ahora nos estamos convirtiendo en un fábrica de demanda”, explicó Alber Elbaz, de Lanvin.
Esta colección surgió de tres palabras -‘extremo, experimento, extravagante‘- y ha fructificado en diversidad. En un tono completamente diferente, el diseñador indio Manish Arora se había decantado por un otoño-invierno de golosinas y bajas temperaturas, como demostraron sus calentadores de rayas blancas y rojas, como bastones de caramelo, y sus orejeras de pelo flúor.
“Los gorros están inspirados en Perú, al igual que las faldas largas”, explicó Arora sobre una serie de tocados cubiertos con pompones, que bien podían representar la manzana de Guillermo Tell o un osito de peluche.
Esta “fantasía” de frío y azúcar trajo una lluvia de abalorios que empaparon desde los bajos bordados, hasta vestidos enteros de pedrería.