Las guitarras, teclados, amplificadores y demás equipos musicales están regados en un sitio reducido, decorado con una figura de Kurt Cobain (vocalista de Nirvana). En la pared cuelga un afiche de la banda junto a otro de Los Beatles.
Parecen los vestigios de un naufragio. En realidad, el sitio es una sala de ensayo. Los náufragos se llaman Dennis Darquea y Carlos Bohórquez. Son más conocidos en la escena indie como Jolgorio vocal y El ermitaño. Su naufragio personal tiene nombre: Mamá soy demente.
Esta banda, que toca un ‘no estilo’ según sus miembros- es una de las representantes de la oleada de agrupaciones que sigue el espíritu de lo indie: producir su propia música.
Buscar una estética propia. Tocar sin importar si la canción será comercial o no. No tener un agente que fije horarios. Tener que organizar sus conciertos. Sacar su dinero para grabar un disco. Eso y aún más es ser un indie.
Solo en el sitio de Internet Garage band (especializado en música indie) aparecen 30 bandas. Micrófono sordo, Orgasmo sónico, Capitán peluca, Los Brigante, son algunos de los nombres que aparecen allí. Dos corrientes coexisten: los treintañeros, más enfocados en el rock alternativo; y los veinteañeros, más dirigidos al pop.
“Lo curioso es que las bandas no se parecen, no son copias. Tienen y buscan sonidos diferentes y eso es bueno”, dice Bohórquez.
Cinco jóvenes, entre 21 y 22 años, integran Cadáver Exquisito. Entre la generación de los veintitantos es una de las más conocidas. “Todos los proyectos se hacen con recursos propios, en lo creativo y lo artístico. Recién hicimos un concierto en el Centro de Convenciones y nos tocó buscar financiamiento, sacar permisos, todo por nuestra cuenta”, explica Daniel Vinueza, el vocalista.
El grupo se inició hace dos años. Los miembros se conocen desde el colegio. Sus influencias: The Killers, Natalia Furtado, Café Tacvba, algo de los ochenta mezclado con folk y rock británico.
Muy diferente a las bandas de los treintañeros como Mamá soy demente o Niñosaurios. Radiohead, Stone Temple Pilots, The Beatles son las influencias de este segmento.
Niñosaurios está formado por tres jóvenes, entre los 29 y los 31 años. Víctor Andrade toca la guitarra, piano y voz. Antes los indie eran más enfocados al rock experimental explica- pero subieron bandas de pop rock.
“Todos tienen, sin embargo, la idea, el concepto de lo independiente: hacer lo que les da la gana, sin importar a quién le va a gustar o no”, agrega Andrade.
¿Problemas de ser indie? Algunos responde Andrade- como la falta de disqueras en el país, de ingenieros de sonido, productores y todo lo que trae esa estructura.
“Nadie aquí espera dinero ni fama. Acá se hace música a pesar de que sabes que no ganarás. El que nació con sangre de músico, se cagó”, concluye Darquea. Y sin embargo seguirá en la lucha.