Entrevista a Allan Coronel, productor de televisión y cine.
Durante los últimos meses, en el país se han estrenado telenovelas y programas que se han llamado de producción nacional. ¿Qué tan cierto es esto? ¿Se puede llamar producción nacional a una producción cuyos guiones se basan en novelas anteriores o en franquicias?
Aun cuando sean franquicias o cuando los guiones ya hayan sido escritos anteriormente, sí podríamos llamarlos producción nacional. En el mundo del cine existen los llamados ‘remakes’ y esto no es una tendencia ajena. Sin embargo, a los programas les falta calidad. Por ejemplo, en el caso de la serie ‘The Nanny’ se hizo el intento de adaptarla a nuestra realidad, pero no se logró, ni lejanamente, conseguir los niveles que tenía la serie original.
¿Por qué se busca presentar referentes foráneos?¿Eso garantiza el éxito?Creo que eso es lo que se busca. Es una cuestión de marketing. Es algo de vía y vía. En los ‘remakes’ los créditos, los logos e incluso la forma de introducción sigue el mismo patrón. Esto porque los dueños de la franquicia intentan explotar otro mercado, mientras que los productores de este país apuestan a esos proyectos pensando que es un éxito garantizado, ya que son series que se han mantenido años en la pantalla.
¿La identidad del ecuatoriano no da para crear espacios propios sin necesidad de copiar a otras series que se presentan en otros países?
No creo. Lo que existe es mucho temor ya que no debemos olvidar que es un negocio. Los medios, en su mayoría, persiguen la ganancia monetaria o el sostenimiento económico. Hay temor al invertir en la creatividad nacional. Falta más apertura de los medios, deberían ser más aventureros, más temerarios, para que le apuesten a lo nacional.
La serie ‘La taxista’ intenta acercarse a una temática de la inmigración indígena pero ¿por qué caen nuevamente en el estereotipo?
No creo que haya alguna producción que no haya caído en el estereotipo. Prácticamente no podemos hablar de personajes de carne y hueso, ya que son personajes caricaturescos que reproducen lo peor de nosotros mismos. Campea el racismo, la falta de alteridad, de respeto al otro, al diferente, el sexismo, el machismo. Por eso, el estereotipo está presente en todas las producciones, por ejemplo en ‘Mi recinto’ que es la apología del sexismo y el machismo más reaccionario. Lo más increíble es que incluso ciertos compatriotas de raza negra se prestan para hacer personajes cuando son objeto mofa. Uno puede decir que no hay racismo, ya que siempre está presente el negro, pero no tenemos tanto la presencia del indio, pero sí el mestizo que hace de indio, que ya es una forma de racismo. Aunque estén todas las razas presentes son vistos de una forma satírica, irónica, con mofa. El estereotipo está floreciente y vergonzante.
Recurrir a la burla, a las bromas mal intencionadas o de doble sentido son una estrategia recurrente para lograr un supuesto éxito. ¿Esto realmente le gusta al televidente o tolera los programas ya que no todos tienen acceso a la televisión pagada?
Constantemente todos hacemos chistes sobre el indio, el cholo, el homosexual y es nuestra coraza para sentirnos mejor que el otro. En lugar de hacer algo positivo, miramos de forma negativa a los demás y en vez de ensalzarlo tratamos de hundir al otro y eso se expresa en el humor. Es una forma común que se ve repetida en los programas.
Hay éxitos nacionales como ‘Las Zuquillo’ o ‘Mis adorables entenados’, pero no son originales; ¿el costumbrismo y los estereotipos también son la fórmula?
El fenómeno de la migración cambió el tablero de las clases sociales y de las formas de interrelación social e hizo que un grupo emergente venga un poco a presionar a los medios buscando espacios para ser reconocido. Es ahí cuando empiezan a surgir personajes que antes no eran parte de los medios. Ahora los personajes son el taxista, el montubio, las señoras del mercado, el cholito, eso es bueno ya que se está reconociendo la diversidad, el problema es que en pocos casos son interpretados por personas provenientes de esos sectores. La visión que se da de ellos es una visión que los disminuye moralmente.
Se ha hecho ‘Así somos’ o ‘Las de Venus’, que son programas cuya fórmula es hablar más sobre temas tabúes. ¿Eso es un referente?
Es una tendencia mundial. En las últimas dos décadas han emergido los grupos económicos y grupos sexuales. Los grupos sociales contestatarios han exigido su espacio y por eso ahora están siendo reconocidos.
¿Ahora el país tiene la condición para crear programas para vender al exterior?
Mientras más producción, más éxito y más gente entra a los medios, con esto se diversifica la oferta y se logra un círculo virtuoso. El problema es que no mostramos lo adecuado. Vamos por el camino de Colombia que tiene fama, pero muestra la vida del narcotráfico con sus telenovelas. Hasta ahora no se ha visto una producción nacional en televisión que sea buena en calidad y propuesta y de la que el televidente se pueda sentir orgulloso al verla.