El 3 de octubre del 2000 parecía que todo terminaba para el cantante de rock, Juan Pablo Hurtado. Ese día, recibió la noticia que padecía cáncer en el estómago y su banda, Basca, se quedó sin su guitarrista, Paulo Freire, quien viajó al exterior.
Le preocupaba tener que someterse a las quimioterapias. Tenía 26 años (ahora tiene 36) y se internó en el hospital de Solca de Cuenca. El tratamiento duró seis meses. También estaba triste porque su banda dejó de tocar. Él no podía cantar y no había un reemplazo para Freire.Su esposa, Maritza Sacta, no se explica aún por qué se presentó la enfermedad. “No toma, no fuma y se alimenta saludablemente…”. En lugar de deprimirse no perdió las esperanzas y él empezó a motivar a su familia.
Aún en tratamiento Hurtado buscaba un nuevo guitarrista. Para entonces había perdido su larga cabellera ondulada.
A los seis meses se recuperó, por las quimioterapias, y tras pocas semanas de ensayos subió otra vez al escenario. Para entonces ya tenía otros guitarristas, Paúl Moscoso y Leonardo Jara.
“Aún estaba demacrado”, recuerda su seguidor, Cristián Bravo, de 26 años. Este quiteño creyó que era un cambio de ‘look’, porque Basca retornaba a la escena musical casi al año (2001).Se enteró de la enfermedad cuando salió a la venta ‘Resucita’ (2006), el cuarto disco de esta banda de heavy metal. Hurtado escribió las melodías por su experiencia. Destacan los temas Resucita, Corazón del infierno…
Fue el más exitoso de sus discos. En una semana comercializaron 3 000 copias en el país. Fue la cristalización de su sueño que empezó a sus seis años. Él jugaba simulando tener un micrófono y le gustaba el rock.
Ocho años después formó su primera banda con sus amigos del Colegio Antonio Ávila, de Cuenca. Se llamaban los Excavadores de Tumbas y tocaban heavy metal y participaban en conciertos para sus amigos.
Desde entonces no dejó de lucir ropa negra con camisetas de estilo militar. “No estudió música y se autoeducó por su amor al rock”, dice su sobrino Xavier Álvarez, quien compartió su carrera desde la niñez. Sabía lo que hacían bandas como Metallica, Motorhead, Slayer, Megadeth…
Su voz y ese conocimiento llamaron la atención de Xavier Calle, bajista de Basca. En 1991 le invitó a ser parte del grupo.Los primeros ensayos se realizaban con guitarras tradicionales y la batería se improvisó con un par de sillas que golpeaban. Cuando había conciertos pedían prestados los instrumentos.
Marcelo Bustos, músico de la Orquesta Sinfónica de Cuenca, comparte el criterio de Calle. Dice que Hurtado es un precursor de su género y que su voz tiene una fuerza inusual, que hace que otros le imiten.
La Sinfónica de Cuenca, presentó junto a Basca, el proyecto Rock Sinfónico en noviembre del 2008. El proyecto tuvo tres conciertos en Quito y Cuenca.
Actualmente, los cinco integrantes ensayan los miércoles y viernes con más rigurosidad. A Hutado no le gustan las pruebas de sonido previas a los conciertos, pero es minucioso en escoger el repertorio.
El cáncer no volvió, pero se realiza controles periódicos. A este azuayo le gusta caminar, por eso su esposa conduce su automotor. No usa tarjetas de crédito por su connotación materialista.
En su casa practica sus gesticulaciones para cantar. Sus hijos Daniel, de 11 años, y Joaquín, de 6, aprueban o no esos gestos. Ellos participan de las giras y se turnan para acompañarle.
Hurtado no solo se centró en la música. Se graduó de diseñador gráfico en el 2001. Trabaja de forma independiente y diseñó el logo de Basca, uno de los más reconocidos del heavy metal local.
En el 2008 y 2009, el Municipio de Quito les reconoció como la mejor de banda de heavy metal. En el 2008 fueron elegidos el mejor grupo rock nacional en un concurso de radios del país.