Enfermedades tropicales en 4 parroquias rurales de Quito

Nanegalito tiene un clima cálido-húmedo, además de una vegetación que favorece la presencia de mosquitos. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Nanegalito tiene un clima cálido-húmedo, además de una vegetación que favorece la presencia de mosquitos. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Nanegalito tiene un clima cálido-húmedo, además de una vegetación que favorece la presencia de mosquitos. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Son enfermedades propias de climas tropicales que nunca se habían presentado en Quito, pero el cambio climático ha empezado a pasar factura y hoy, al menos cuatro de ellas han sido diagnosticadas en la población del noroccidente del Distrito. Si bien no hay casos autóctonos, el problema es que el mosquito vector ya está en esta zona del Distrito.

Desde entonces, Nanegalito, Pacto, Gualea y Nanegal, donde viven 12 500 personas, forman parte de campañas encabezadas por la Secretaría de Salud del Municipio y el Ministerio de Salud, para evitar la propagación de los mosquitos que transmiten enfermedades como leishmaniasis, malaria, dengue y chikungunya.

Verónica Arias, secretaria de Ambiente, explicó que se realizó un estudio de la vulnerabilidad de Quito frente al cambio climático y, entre los impactos se halló que los bosques del noroccidente pasarían de húmedos a tropicales. A mayor temperatura, mayor probabilidad de enfermedades tropicales.

El estudio se realizó con el Centro de Transferencias y Desarrollo de Tecnologías de la U. San Francisco y con el Centro Británico de Estudios Ambientales. Se hizo un muestreo en poblaciones entre 14 y 65 años, y se determinó que ya existe el vector (mosquito), que causa esas enfermedades.

Los efectos del cambio climático ya pueden ser palpables. Según Arias, en los últimos 10 años se registran mayores precipitaciones; y según el Panel Gubernamental de Cambio Climático, se manejaría un escenario con un incremento de 2° C cada 100 años.

El Hospital de Nanegalito es el que recibe a todos los pacientes graves de la zona. Janeth Ávila, de Salud y Ambiente del Hospital, explica que la zona tiene el mosquito causante de dengue, chikungunya, zika y fiebre amarilla, pero hasta el momento todos los casos detectados han sido de gente que contrajo la enfermedad en Esmeraldas o Santo Domingo. El riesgo es la existencia del mosquito vector desde 2015.

Ruth Castellano, médica tratante de la casa de salud, por su parte explica que una de las enfermedades más frecuentes es la leishmaniasis, producida por un mosco conocido como manta blanca o sarna brava. Se caracteriza porque la picadura empieza a ulcerarse, deteriora la zona y forma un cráter.

El estudio incluyó una encuesta sobre la percepción de la gravedad de la enfermedad por parte de la población. Por ejemplo, solo el 24,4% de los encuestados considera a la leishmaniasis una enfermedad grave. En Nanegalito, la población no considera a las enfermedades tropicales un problema. Allí, las personas aseguran que las zonas más calientes son más peligrosas. El estudio señala que el 33% de la población no conocía la existencia de la leishmaniasis.

Castellano cuenta que recibe al menos un caso mensual de esta enfermedad y que el mosquito que la transmite no ataca en los centros poblados sino en zonas alejadas.

La deforestación es uno de los factores que favorece a la proliferación de enfermedades tropicales. Según la Secretaría de Ambiente, en los últimos 30 años la zona registra una deforestación de 1 700 hectáreas cada año. Las cuatro parroquias de la zona se caracterizan porque la mayor parte de la población se dedica a la agricultura y ganadería, esto significa que trabajan a la intemperie y eso las expone.

En los bosques de la zona se han realizado trabajos de conservación y se han llevado a cabo capacitaciones con la comunidad para crear conciencia, dice Arias. El trabajo con el Municipio y el Ministerio es continuo, confirma Patricio Calderón, presidente de la Junta Parroquial.

Una de las particularidades de Quito es que su territorio se encuentra en la zona andina y también en zonas subtropicales. Por ello la ciudad goza de variedad de climas, pero puede haber un aumento de enfermedades epidemiológicas y eruptivas, explica Marcelo López, miembro de la Sociedad Médica de Pichincha.

Las enfermedades tropica­les no llegan hasta las parroquias urbanas de Quito, porque son menos prevalentes en climas templados. El frío no permite que se propaguen, por lo que si va a visitar el noroccidente es recomendable llegar a un lugar que mantenga sus alrededores limpios, usar toldo para dormir, vestir con manga larga y colores claros y usar repelentes.

En el 2015 tuvieron 11 casos de zika. De inmediato se activó un equipo de control vectorial y se hizo un cerco epidemiológico. En el 2016, el Ministerio de Salud, con el apoyo de las Fuerzas Armadas, trabajó con cuatro brigadas y visitó el 100% de las comunidades.

Se capacitó a la población, se tomaron muestras, se destruyeron recipientes sospechosos y se colocó un químico que evita que las larvas de los mosquitos vectores se desarrollen.

Arias concluye que los resultados del estudio sirven de base para tomar medidas pertinentes y, sobre todo, revelan la necesidad de poner más atención a las zonas rurales.

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