Los ejercicios funcionales aportan una gran variedad de beneficios a la salud. Foto: Pavel Calahorrano/ EL COMERCIO.
Después de varios años deambulando en el mundo del fitness, los sistemas de entrenamiento funcional finalmente se consolidaron en este 2016. En esa lista están calistenia, yoga, pilates y cualquier otro que incluya movimientos que impulsan los que el ser humano ejecuta en el día a día: cuando juega, se dirige al trabajo, o simplemente mientras camina.
Estos se caracterizan por adaptar decenas de movimientos a las necesidades de cada persona con el objetivo de mejorar las funciones diarias, según Raúl Ramírez, entrenador en Phisique Wellness Club.
Un ejemplo: una sentadilla –sin peso- fortalece los músculos de las piernas, glúteos y espalda baja, zonas que se activan cuando caminamos, ascendemos por tramos empinados, cuando nos agachamos para levantar algún objetivo, entre otros.
Son muy efectivos, y por esa razón deportólogos y entrenadores personales los recomiendan a niños, adultos y personas de la tercera edad. Para este último grupo es ideal, pues muchas personas evitan ejercicios que generen impacto en las articulaciones o que incluyan peso extra.
Otro beneficio de esos sistemas de entrenamiento es que involucran a todos los músculos del cuerpo, de acuerdo con Patty Pachón, entrenadora y motivadora. Eso no ocurre, por ejemplo, con el levantamiento de pesas. Este sistema trabaja por sectores: un día los músculos de las piernas, al siguiente brazos y espalda, y así sucesivamente.
Por sus múltiples beneficios, estos ejercicios son practicados por deportistas amateurs y de élite. A estos últimos les ayuda a mejorar su gesto deportivo (técnica), mientras que a una persona ‘novata’ le mejora su calidad de movimiento. Así, ninguno de los dos corre el riesgo de lesionarse durante la práctica deportiva.
El ejercicio funcional apareció en Estados Unidos hace tres décadas, aproximadamente. Sin embargo, a Ecuador llegó este año con mucha fuerza y, según entrenadores locales, se perfila como el favorito durante el 2017.
Es por esa razón que centros de acondicionamiento buscan o diseñan continuamente sistemas que involucren ese tipo de movimientos para seducir a más clientes. “Tenemos que ofrecer variedad, pero con ejercicios enfocados en las necesidades de las personas. Tiene que servir, ser efectivos”, contó Karen Obregón, instructora.
Sobre las clases
Las rutinas de un entrenamiento funcional son variadas. Nunca terminan, pues permiten combinar infinidad de movimientos para de esa manera trabajar todos los músculos del cuerpo. De acuerdo con Pachón y Ramírez, se las puede desarrollar dentro de casa o gimnasio, y además al aire libre.
Se las puede ejecutar individualmente, en grupo o parejas. Lo mejor de todo es que solo requiere del peso de su cuerpo para cumplir con los movimientos. Pero si usted desea añadirle dificultad al entrenamiento, puede incluir en la práctica ligas, pelotas livianas, mancuernas.
Se recomiendan dos clases a la semana, cada una de 60 minutos. Dependiendo de los objetivos de cada persona, se puede alternar ese entrenamiento con trabajos con pesas y ejercicio cardiovascular. Con el primero, si le añade peso, puede desarrollar más musculatura, mientras que con la segunda opción puede reducir o mantener medidas.