El pretil del Palacio de Carondelet dejó de ser una tribuna reservada para el saludo del Presidente con representantes de países con históricas relaciones bilaterales con Ecuador.
Rafael Correa rompió con esa tradición en 2012, al invitar a ese sitio a visitantes criticados en el concierto internacional, por sus acciones en materia de derechos fundamentales. Mahmud Ahmadinejad, el líder iraní que ha exhortado al mundo a “borrar del mapa” a Israel, fue el primero en tomarse de las manos con Correa en el pretil.
Medio año después lo hizo Alexandr Lukashenko, quien gobierna Bielorrusia con mano de hierro desde hace más de 18 años. En medio de vítores y aplausos, Correa le dio una calurosa bienvenida a su colega, cuya gestión es observada por la Alta Comisionada de la ONU para los DD.HH., por excesiva represión a manifestaciones de la oposición.
Así, en su afán de impulsar una nueva correlación de fuerzas para que se reposicione Ecuador, el Gobierno acabó intimando con socios ‘riesgosos’, sin que estén claros los beneficios para el país.
Santiago Basabe, del Departamento de Estudios Políticos de la Flacso, explica que la Cancillería sigue una línea de acción que busca empujar un reacomodo geopolítico para el Ecuador.
Pero, advierte que la diplomacia ecuatoriana se equivocó al elegir la ideologización de las relaciones exteriores como el medio para conseguir su propósito.
“Ecuador tomó partida por una línea ideologizada alejada de los EE.UU., que está lejos de privilegiar los intereses nacional”, dice.
De momento, solo los nuevos socios del Gobierno ecuatoriano parecen haber alcanzado resultados inmediatos y concretos de sus relaciones con Quito.
Durante su visita en enero, Ahmadinejad consiguió que Correa lo respaldara en su pulso con EE.UU. y la Unión Europea (UE), que sostienen que el programa de energía nuclear persa tiene una finalidad militar. “Irán puede contar con nuestro total apoyo para que se sepa la verdad y no tan solo la propaganda de ciertos países que tienen un doble estándar vergonzoso”, dijo el Presidente.
Bielorrusia también ha palpado beneficios inmediatos de su nueva reciente relación con Ecuador.
Una semana después de la visita de Lukashenko, Ecuador se opuso a que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU enviara a esa ex república soviética un investigador especial, para que verifique las denuncias de represión que sufriría la oposición.
Esa actuación ecuatoriana se dio en el marco del acuerdo de que ambos mandatarios para promover la “reforma” y “democratización” de las Naciones Unidas.
¿Qué beneficios le ha traído a Ecuador el acercamiento geopolítico a estos gobiernos?
El Palacio de Najas, sede de la diplomacia nacional, dice que estas nuevas relaciones se inscriben en la búsqueda de nuevos mercados para productos ecuatorianos.
Sin embargo, para el ex vicecanciller Marcelo Fernández de Córdoba, el Gobierno perdió de vista el principio clave de defender los intereses nacionales.
“El Ecuador ha orientado su política a países que no son socios principales en materia económica, sin lograr algún beneficio. En contraste, hemos abandonado los acuerdos comerciales con EE.UU. y la UE, dejando al país en desventaja frente a Perú y Colombia”.
La información del Instituto de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Proecuador) y del Banco Central del Ecuador refleja que el beneficio comercial con Irán y Bielorrusia es nulo.
Ninguno de los dos países aparece en el ranking de los 20 destinos de las exportaciones no petroleras ecuatorianas, que es liderado por EE.UU. Incluso, en el período enero-octubre del 2012 la estadística oficial señala que no se vendió nada a Irán.
En este mapa comercial tampoco figura Azerbaiyán, otro república ex soviética con la que se buscó fortalecer nexos políticos, en la gira por Euroasia que realizó el canciller Ricardo Patiño.
Pero al acercamiento a los regímenes de Teherán y Minsk se suman otras actuaciones del Gobierno, divergentes a las de la mayoría de la comunidad mundial
En la Asamblea General de la ONU, por ejemplo, el representante ecuatoriano se abstuvo de condenar a Siria por las violaciones a los DD.HH. en su guerra civil, que ha dejado más de 41 000 muertos. Esa postura tuvo como antecedente la visita de una misión de la Alba a la capital siria, para avalar a Bashar al
Asad. Es decir, una posición similar a la que manejó frente a la crisis en Libia, cuando rechazó la intervención militar de la OTAN.
Con estos antecedentes, los ex cancilleres Heinz Moeller y Patricio Zuquilanda creen que es inconveniente enviar señales de simpatía hacia gobiernos cuyo prestigio está en duda.
América latina
Cercanía con vecinos y críticas a la CIDH
El Gobierno protagonizó una agenda regional en este año. Sus acciones se enfocaron en la participación activa en organismos regionales como la Alba y la Unasur.
Y en estrechar al máximo nivel las relaciones con sus dos vecinos. El mayor resultado fue haber concluido la delimitación marítima con el Perú, con la declaración conjunta del Golfo de Guayaquil como bahía histórica. A la par, el Gobierno ecuatoriano también emprendió una campaña regional para intentar reformar el Sistema Interamericano de DD.HH. Expresamente propone que se limite las fuentes de financiamiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Relatoría Especial de Libertad de Expresión.
Reino Unido
Asilo a Assange abrió frente con Londres
El ‘hacker’ australiano Julián Assange cumplió 6 meses de estancia en la Embajada ecuatoriana en Londres. En junio, el Jefe de Wikileaks llegó a esa legación , para evitar su extradición a Suecia, donde se lo requiere por dos supuestos delitos sexuales.
La concesión del asilo diplomático a Assange generó dos efectos. Uno, abrió un frente de tensión entre Quito y Londres. que desconoce el asilo y que amenazó con ingresar a la Embajada para apresarlo. La advertencia rechazada por la Alba, Unasur y OEA. El segundo efecto fue que la opinión pública internacional cuestionó al Gobierno por tener un doble estándar: conceder asilo al ‘hacker’ y, al mismo tiempo, enjuiciar a medios y periodistas.
Entrevista
‘El mundo no se acaba en Europa y EE.UU.’
Ricardo Patiño Aroca
Canciller del Ecuador
¿Cómo debe interpretarse el acercamiento del Ecuador con países como Irán, Bielorrusia o China?
La Constitución señala que la política exterior es soberana y no obedece a determinados lineamientos o liderazgos, mucho menos de potencias. Un segundo principio es impulsar la integración latinonamericana. El tercer elemento es entender la dinámica mundial.
¿Qué quiere decir?
El mundo no se acaba en Europa y en Estados Unidos, aunque son muy importantes. Hace pocos días me reuní con una alta funcionaria de la Cancillería de Canadá, país con el que también tenemos que desarrollar una relación porque es casi nula. También tenemos que mirar a Asia, África, el sudeste asiático y el Medio Oriente, que han estado descuidados. Sentimos mucho el estancamiento de Europa, pero no podemos quedarnos en eso cuando China crece con una tasa promedio del 9% anual. Antes había una visión mutilada del mundo.
¿Se busca impulsar un nuevo orden mundial?
Nuestra posición es la de respetar y darle fuerza el multilateralismo. La idea es romper esa conducción unipolar de los últimos tiempos.
¿Esas nuevas alianzas no frenan relaciones con EE.UU. y Europa?
No se han frenado. En lo comercial nuestras relaciones siguen creciendo, pero proporcionalmente el crecimiento es mayor con otros países. Las exportaciones no petroleras a China eran del 4% en 2007 y ahora son del 7%. No es bueno que dependamos de un solo país (EE.UU.).
¿Qué nos deja los nexos con Irán y Bielorrusia?
Con ambos recién comenzamos. En el caso de Bielorrusia hay mucha proyección de una relación comercial útil. Los beneficios serán los que podamos lograr con el tiempo. En términos económicos son inversiones que se deben hacer.
Punto de vista
José Ayala Lasso
Ex Ministro de RR.EE.
‘El prestigio llega con una política seria’
La acción exterior del Ecuador no obedece a una política clara, sino a un conjunto de inconexas reacciones frente a determinados hechos. No hay un hilo conductor que debía ser el Plan de Políticas Exterior (Planex), que es la hoja de ruta de la Cancillería hasta el 2020.
No hay una política planificada para tener una actuación coherente frente a crisis como las de Libia y de Siria, así como hacia la política de Irán.
En esos casos no ha existido apoyo a Naciones Unidas, en sus acciones para el fortalecimiento y mantenimiento de la paz global. Tampoco ha existido una clara adhesión a los principios de los Derechos Humanos.
Por estas razones, Ecuador ha dado lugar para que se lo catalogue como parte de un grupo de países que, bajo el discurso de lucha contra el imperialismo, procede a favor de gobiernos con los que mantiene una misma posición ideológica.
Países como Ecuador tienen que procurar el fortalecimiento de su prestigio, para que los convierta en gobiernos respetables, que despierten confianza y susciten adhesión de amplios sectores de la comunidad internacional. Solo de esa forma, pese la carencia de poder político y militar, Ecuador puede llegar a influir en la vida internacional.
Pero por sus actitudes el país despierta desconfianza, que no solo provoca una disminución de la inversión extranjera, sino que genera un desprestigio externo que limita sus posibilidades de figuración en el campo mundial. Sino solo hay que preguntarse el por qué Ecuador no es miembro del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas desde hace tanto tiempo.
Costa Rica, gracias a una política seria y permanente, ha logrado prestigiarse, tanto que su voz se escucha con respeto y admiración en el ámbito internacional. El buen nombre es el resultado de una suma de acciones positivas. Aunque el proyecto Yasuní-ITT es una propuesta visionaria y seria, se empaña por las otras actuaciones del país.