Elías Harari Askenazi narra su experiencia de vida en el documental titulado ‘Mi vida después de la muerte’. Foto: Cortesía ‘Mi vida después de la muerte’
Elías Harari Askenazi es un profesional mexicano que tiene la misión de compartir su experiencia de vida. Una conclusión a la que llegó después de haber regresado de una muerte clínica, tras un accidente que cambió su destino y que ahora ha trasladado al lenguaje audiovisual, a través del documental ‘Mi vida después de la muerte’. El estreno de la cinta está previsto para mediados de julio de 2017 en el Ecuador.
“Un domingo iba solo en auto camino a la casa de mis papás para una comida familiar. A dos cuadras de la casa el carro se apagó en una subida. Intenté prender en reversa, al hacerlo el carro empezó a irse hacia un precipicio, pero se atoró en una banqueta (acera). Me bajé para desatorarlo y dejarlo ahí, pero al hacer esto el carro empezó a irse al otro lado de la calle y se iba a estrellar y por evitarlo corrí para tratar de subirme, me tropecé y la puerta que iba abierta me golpeó en el cuello y desde ahí ya no siento ni puedo mover las piernas”. Así describe Harari Askenazi el momento en el que un accidente le cambió la vida cuando tenía 17 años, la tarde del domingo 5 de enero de 1986.
Un día antes de cumplirse 31 años de aquel accidente, en enero de este año, Harari Askenazi conoció y compartió su historia con el director y productor Óscar Pérez, quien le propuso llevar su historia a la pantalla grande.
Uno de los hechos más impactantes fue su experiencia cercana con la muerte. “Me quería quedar en ese lugar, pero una voz me dijo que no era mi momento”. Superado ese momento, Harari Askenazi se puso el objetivo de compartir su experiencia para ayudar a más gente a superar la adversidad. Con esa idea fija, emprendió un camino en el que ha cosechado varios logros: es licenciado en administración de empresas turísticas, padre de cuatro hijas que practica baile y atletismo en silla de ruedas, mientras estudia una maestría en logoterapia.
Pérez intuyó el fuerte mensaje motivacional contenido en la historia y lo visualizó como un largometraje documental. En tres días aterrizó el relato en un primer guión con el que arrancó la producción, que los llevó a filmar en locaciones de Cancún, Cuernavaca, Acapulco y Ciudad de México durante tres meses. El director planteó su primer documental como una historia cronológica, construida a partir de fotografías, archivos de video y el testimonio de Harari, así como de familiares y amigos, de los que se obtuvo más de 15 horas de registros.
La recreación del accidente, volver al lugar donde se tomó la última foto en la que está de pie y recorrer el hospital donde regresó de la muerte fueron los momentos más difíciles que tuvo que atravesar Harari Askenazi durante el rodaje. Sin embargo, asegura que tuvo un efecto terapéutico, de donde surge el mensaje motivacional que pretende transmitir con la cinta.