Puede decirse que fueron pocas las personas que se dieron cita en uno de los auditorios de la Flacso, pero también pudiera ser que estuvieron las precisas. El I Encuentro Internacional de Revistas Culturales, organizado por Anaconda, convocaba para hablar sobre la situación de estas publicaciones en Latinoamérica. Por ahí anduvieron representantes de El Malpensante, La Tempestad, Visual, El Apuntador…
Para la redacción de esta nota acudimos a una temática en discusión: la revista cultural como un proyecto sustentable; y ya en ello, recogimos tres experiencias, distintas, contrarias incluso, pero interesantes dentro de su propia lógica y personalidad. Una es la de la revista argentina Sudestada, representada por su fundador y codirector Ignacio Portela. La segunda corresponde a Huberth Jara, fundador y gerente de la peruana Etiqueta Negra. Y la tercera es el caso de Arcadia, de Colombia, expuesto por su fundadora y directora Marianne Ponsford.
Sudestada se abrió como una construcción colectiva de jóvenes egresados de Periodismo, no nació como un proyecto sustentable (solo hasta ocho años después pudieron cubrir sus gastos), arrancó con un tiraje de 500 ejemplares distribuidos de manera ‘artesanal’ (el mismo equipo de redacción iba a dejar en los kioscos) en sitios cercanos de la periferia bonaerense. Ahora, con el mismo sistema de distribución entregan 7 000 revistas.
Portela cuenta que son hijos de las luchas militantes en contra del libre mercado y la globalización y eso les llevó a pensar en maneras no tradicionales de armarse como un medio. No tiene publicidad, su gestión se financia de la venta. El contenido de Sudestada busca ideas no recogidas en los medios masivos y manifiesta su rechazo a las “culturas dominantes” (el estado o lo empresarial). En cuanto a su enfoque no hacen distinción entre el intelectual y el obrero de overol, para ello el comunicador es parte del proceso y no un analista externo.
Etiqueta Negra caminó por otro rumbo y Huberth Jara tiene la idea clara del proceso (siempre la tuvo). La primera opción de Jara, ‘businessman’él, fue publicar una revista empresarial; pero cuando buscó al “mejor”, y ese era el cronista estrella Julio Villanueva Chang, todo cambió. Julio quería algo como Gatopardo y empezó a soltar ideas, a sorprender con propuestas gráficas y de texto. Además de renovar propuestas, el cronista se dio a la tarea de convencer a importantes escritores de Latinoamérica para que colaborasen en la revista.
Así apareció el éxito del primer número. Jara siempre pensó la revista como un negocio a ser rentable y su estrategia comercial apuntó a presentaciones múltiples en calles, kioscos, librerías y cocteles. Para vender los siguientes números pensaron en la revista como un objeto coleccionable: ediciones monotemáticas y con diseños que la hacían una verdadera pieza de arte. A eso se sumaron los talleres de crónica que dictaba Villanueva, donde ponía de ejemplo la revista.
Los contenidos suscitaron interés. Ahora Etiqueta Negra es padre de un grupo de revistas: ecológicas, guías temáticas, empresariales, educativas… Publicaciones que no le hacen ascos a la pauta sino que buscan consentir al anunciante, con servicios editoriales especiales. Esto no ha comprometido el eje de Etiqueta Negra.
Por su parte, Marianne Ponsford habló de su caso ‘especial’. Arcadia es parte de un poderoso grupo editorial: la leidísima Semana, Fucsia, Soho, Dinero… Y si al principio Arcadia fue considerada como el “hijo bobo”, tras harto trabajo y buenas ideas circula en 48 000 ejemplares. Tras seis años de pujar para su alumbramiento, se consiguieron los auspicios del sector privado para hacerla. Primero fue un suplemento cultural de Semana y luego respiró con aire propio. Y tanto respiró que consiguió alianzas con el Hay Festival de Cartagena y el Festival de Teatro de Bogotá, espacios que le abrieron la posibilidad de entrevistas con grandes personajes de las letras y las artes.
Ponsford siempre supo que quería un revista barata, en papel barato, con un tiraje alto, que pudiera incidir en la opinión de la gente y crear públicos para la cultura y el arte. Y allí entran los contenidos, para la directora de Arcadia, sin diálogo, el periodismo no existe; por ello armó un consejo editorial con amigos de la revista donde se debate y se chismea el acontecer cultural del país y del mundo. Además, todos los colaboradores son ‘freelance’ y eso permite un variado fluir de ideas.
“La revista no se hace sola.. la revista tiene que ser un negocio”
Huberth Jara
Gerente de Etiqueta Negra
“Periodismo, sin diálogo, no existe… es necesario que se cuestione”
Marinne Ponsford
Directora de Arcadia